Monseñor, ¿Cuál es el significado de la Fiesta de Santa Rosa de Lima de Pelequén para nuestra diócesis?
El próximo viernes 30 de agosto celebramos, no sólo en Rancagua, sino en toda la Iglesia universal, la Fiesta de Santa Rosa de Lima. En la Diócesis de Rancagua tenemos un hermoso Santuario, al cual, desde principios del siglo pasado, concurre mucha gente para rezar y pedir la intercesión de esta santa y sentirse más cerca de Dios. Este Santuario es muy importante para nosotros, no sólo el día 30, sino que antes y también después de esa fecha. A éste llegan miles de peregrinos, porque es un momento de encuentro con Dios a través de esta Santa, que vivió en la ciudad de Lima hace varios siglos atrás.
Monseñor, ¿Cuál es la importancia que tiene para la Iglesia la devoción popular?
La devoción o la piedad popular es una expresión de la fe de la gente, que busca causes a veces muy concretos para vincularse con la divinidad y con Dios. Los santos, en forma particular, son personas concretas que vivieron tal como nosotros y que de alguna forma extraordinaria pudieron representar en su vida terrena su gran comunión con Dios. En lo que dijeron, en lo que hicieron y en como actuaron, reflejaron nítidamente la presencia de Dios en sus vidas, por eso la gente quiere a los santos y los ve como personas muy unidas a Dios y son sus intercesores. La piedad popular se funda sobre la experiencia de la fe concreta de la gente y que busca como manifestarla, por eso los santuarios son muy importantes, porque la gente ve que es un lugar de gracia. Asimismo, las imágenes, sabemos que están construidas como todo objeto, pero el hecho de que sean de personas santas y bendecidas son una puerta para encontrarse con Dios.
Monseñor, ¿Cuál es la posición de la Iglesia frente al pago de las mandas, especialmente las que significan un gran sacrificio físico para las personas?
Las mandas son una expresión que se ha ido manifestando de forma espontánea en la gente. Es una forma de devolver la mano, de dar una reciprocidad a la intercesión de un santo. En general la gente dice voy a pagar una manda, porque sienten que han recibido la intercesión de ese santo. Hay muchas formas de expresar la manda, es una forma de retribuir el don que la persona siente que ha recibido. Es una expresión de agradecimiento, tiene un valor simbólico muy grande que hay que resguardar, las expresiones de grandes sacrificios la Iglesia nunca las ha enseñado ni incentivado, se dan de forma espontánea, pero lo más importante es fijarse en la intercesión que efectivamente dan los santos ante a Dios y cómo nosotros a través de ellos podemos vincularnos más con Él y el Evangelio de Jesucristo.
Monseñor, ¿Cómo deberíamos vivir los católicos este tipo de fiestas?
Las fiestas se concentran básicamente en dos momentos: uno, es el de la peregrinación, el de ir al lugar, lo que implica un movimiento. Antiguamente se hacía a pie, actualmente también se hace a través de otros medios. No obstante, implica un cambio de lugar y eso refleja simbólicamente lo que se va a expresar cuando uno se convierte en peregrino. Transitar por una vía a un lugar donde uno encuentra está en presencia de Dios. El otro aspecto, es en el lugar mismo del Santuario. Ahí hay varias realidades de las cuales uno puede participar, con la oración personal, se puede confesar para encontrar una reconciliación más íntima con el Señor, participar de la celebración Eucarística, o simplemente encontrarse con otros peregrinos y con agradecimiento alabar a Dios y al santo por ese momento tan importante.
Monseñor, ¿Usted va a oficiar alguna de las Eucaristías?
Si. Voy a tener la gracia de estar varios días celebrando alguna Eucaristía. Por lo pronto voy a oficiar la del día 30 de agosto y con mucha alegría me convertiré en un peregrino más.