El administrador apostólico de Rancagua, monseñor Fernando Ramos Pérez, invitó a todos los fieles, laicos, religiosos, religiosas, diáconos y sacerdotes de la Diócesis de Rancagua, a entrar en estado de oración permanente para pedir por la lluvia tan necesaria para nuestros campos y ciudades, desde el martes 10 de septiembre hasta el próximo 3 de noviembre, XXXI Domingo Ordinario.
Explicó que “en los últimos meses, hemos podido darnos cuenta que ha llovido muy poco en la zona central de nuestro país. La falta de agua trae consecuencias muy graves para la actividad agrícola, los procesos mineros y la vida en general de todos los seres vivos. Necesitamos que llueva para que tengamos el agua necesaria para beber, para nuestras actividades económicas y para que la vida siga surgiendo en todos los rincones de nuestra hermosa diócesis de Rancagua”.
Dijo que “ante esta necesidad tan vital, los discípulos misioneros de Jesús no nos podemos quedar mirando con indiferencia lo que sucede. La falta de agua está trayendo un gran perjuicio a quienes viven del fruto de la tierra en varias partes de nuestra región, especialmente en el secano costero”.
El administrador apostólico agregó que “Jesucristo nos ha dejado una poderosa herramienta para enfrentar las dificultades y desafíos de la vida. Nos ha enseñado a orar para que entremos en sintonía con la voluntad del Padre Eterno y para que a través de ella le presentemos nuestras necesidades y aspiraciones: “Pidan y Dios les dará, busquen y encontrarán, llamen y él les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, Dios le abre” (Mt 7,7-8).
Recalcó que “cada uno en forma personal o comunitaria puede elevar una oración al Señor de la Vida, pidiendo la lluvia que necesitamos.
En ese sentido, propuso que “podemos solicitar humildemente la eficaz intercesión a nuestra Señora del Carmen, a San Isidro Labrador o a algún otro santo con que sintamos mayor cercanía espiritual. El rezo del Santo Rosario puede ser una forma sencilla y maravillosa para este fin”.
También propuso la siguiente oración del Papa San Pablo VI:
Dios y Padre bueno, que haces brillar el sol sobre todos y haces caer la lluvia,
ten compasión de cuantos sufren duramente por la sequía
que nos afecta en estos días.
Escucha con bondad las oraciones que tu Iglesia te dirige con confianza,
como escuchaste las súplicas del profeta Elías que intercedía a favor de tu pueblo.
Haz que caiga del cielo sobre la tierra árida,
la lluvia deseada, para que renazcan los frutos y se salven los hombres y animales.
Que la lluvia sea para nosotros el signo de tu gracia y bendición. Amén.
Bajo el amparo de la Virgen del Carmen, Reina y Madre de Chile, ponemos esta intención, sabiendo que ella se sumará intercediendo por todos nosotros.