Monseñor, ¿Cómo la iglesia puede ayudar a canalizar esta fuerza social?
Estamos viviendo un estallido social que ya lleva varias semanas, mucha gente ha podido expresar su descontento y malestar, pero creo que es momento de empezar canalizar, construir y levantar propuestas que puedan integrar los desafíos que como sociedad debemos enfrentar y que tienen diferentes dimensiones: algunas más sociales otras más políticas y económicas, es un fenómeno bastante amplio, por lo cual se deben acoger y dar una canalización orgánica institucional de lo que estamos viendo. En este sentido, he llamado, como administrador apostólico de Rancagua, a todas las comunidades cristianas a que puedan organizarse en conversatorios o cabildos, para, en primer lugar, compartir lo que como sociedad estamos viviendo; y, en segundo lugar, empezar a proponer cómo imaginamos un Chile más justo y en paz.
En ese sentido, monseñor ¿Cuál es su llamado?
Mi llamado a todas las comunidades cristianas es a rezar profundamente sobre lo que estamos viviendo, presentarle al Señor nuestros anhelos, sueños y también los hechos de violencia. Nos duelen las violaciones de los derechos humanos y esperamos que sean investigadas en profundidad y sean sancionados quienes correspondan, como también otro tipo de expresiones que no representan a la gran mayoría de quienes se han manifestado pacíficamente. Todo esto lo podemos presentar en la oración y pedirle al Señor que nos haga instrumentos de paz y con su mirada podamos descubrir los caminos. En segundo lugar, podemos participar e involucrarnos en este proceso, ya sea en las manifestaciones pacíficas, en la presentación de las demandas o en la sistematización de ellas, estamos todos llamados a participar y a no restarnos de este proceso. Concretamente podemos participar en cabildos organizados por otros o por nosotros mismos, es muy bueno como creyentes presentar nuestra mirada; y en tercer lugar, participar en el servicio solidario con las realidades que estamos viviendo. Hay gente que puede requerir algún tipo de ayuda, buscar donde podemos servir y acompañar a los más vulnerables.
Monseñor, ¿Usted ha participado en algún cabildo?
Fui invitado la semana pasada a un conversatorio en la Intendencia, donde había representantes de base de diferentes organizaciones de la región y la conversación fluyó en torno a las preguntas: ¿cómo se estaba viviendo este momento?, y ¿cómo poder canalizar una consulta masiva ciudadana? La gran mayoría tiene gran disponibilidad para buscar caminos de encuentro y solución.
Monseñor ¿Usted también se reunió con los sacerdotes?
Este miércoles nos reunimos con los sacerdotes, religiosos y consagrados, donde tuvimos un momento de reflexión sobre lo que estamos viviendo como país y, particularmente, en la región. Cada uno lo ha vivido de diferentes formas, porque la intensidad y la efervescencia ha sido diferente, pero en todos hay una gran preocupación y, sobre todo, de cómo podemos estar al servicio de este proceso. En ese sentido, han surgido algunas iniciativas en las parroquias para favorecer estos conversatorios u otras instancias que favorezcan el diálogo ciudadano. Desde la Conferencia Episcopal hemos elaborado una ficha que permite ayudar a tener una conversación en este ámbito. Entonces, el llamado es a rezar, a participar y a servir.