¡Viva la Inmaculada Concepción!, ¡vivan los peregrinos! fueron los vítores con el padre Aquiles Correa, párroco de La Compañía, culminó la misa efectuada a las 20 horas en el Santuario la Inmaculada Concepción (Graneros), que celebró ayer a su patrona. En las calles aledañas miles de fieles iban y venían en un movimiento incesante que se mantuvo durante todo el fin de semana largo. “Ha sido increíble la cantidad de gente”, comentó una de las voluntarias. Es que ni el calor reinante en la Sexta Región hizo flaquear el espíritu de los peregrinos.
Para llegar al lugar santo se debía caminar cerca de un kilómetro y medio, donde el comercio aprovecha de ubicarse. Entre la multitud, los coches de bebés y las sillas de ruedas se abrían paso. No era tarea sencilla, pues por momentos, era tal la cantidad de personas que la calle por la que se llega al santuario se veía colapsada. Al llegar se vivía una ambiente de oración y penitencia. La imagen de la Virgen, como es tradición, se ubicó al aire libre para permitir un acceso más expedito de los peregrinos que rezan a sus pies.
Es que ésta es una muestra de devoción popular muy arraigada en esta zona y a ella acuden cada año miles de fieles a agradecer favores y pedir la intercesión de la Virgen.
El padre Aquiles Correo cuenta que junto a agentes pastorales y la comunidad parroquial se preparó desde hace meses para esta fiesta, para que ella estuviera en sintonía con la Misión Territorial. Es así como la imagen de la Virgen salió a peregrinar por las distintas comunidades del sector, desde el 8 de noviembre, volviendo la semana pasada al templo.
La misa central se efectuó a las 12 horas y fue presidida por el Obispo Diocesano, monseñor Alejandro Goic Karmelic, quien señaló que “ésta es una fiesta maravillosa porque nos recuerda a una mujer que fue escogida por Dios para que naciera de ella el Redentor del mundo, Jesucristo; y ella, en la clave de fe, es inmaculada en su concepción y también en la maternidad”.
Cabe destacar que en la región hay dos santuarios dedicados a La Purísima, que fueron visitados por miles de fieles: en el valle de Colchagua, el de Puquillay, al cual tradicionalmente peregrinan los jóvenes al inicio del Mes de María; y en el sector de La Compañía, que tiene una larga historia de evangelización y de servicios a la comunidad.
Además, esta fiesta se celebró en parroquias y capillas dedicadas a la Virgen Inmaculada, como es la de Peumo, donde se vivió una fiesta de fe con procesión, bailes y oración.