Monseñor ¿Qué significa el tiempo de Adviento?
El tiempo de Adviento es uno de tiempos litúrgicos fuertes que hay durante el año en la vida de la Iglesia, que son: Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua. Cuando no estamos en uno de esos cuatro tiempos, estamos en el que se denomina Tiempo Ordinario. ¿Qué es un Adviento? Como dice su palabra, es un tiempo de espera que nos ayuda a focalizar nuestra atención en espera del nacimiento del hijo de Dios, como el Mesías, y esto en dos momentos. El primero, durante las dos primeras semanas de Adviento, se centra en Jesús que viene al final de los tiempos. Esto es muy importante desde la fe cristiana, al ver que la historia de la humanidad no es circular sino que es lineal, va a haber una culminación, que no sabemos cómo va a ser, pero por lo que dijo Jesús y los primeros apóstoles en algún momento el proceso histórico de la humanidad va a llegar a su plenitud en la segunda venida de Jesucristo, donde se adquiere la plenitud de la existencia. Por eso es un tiempo de espera y preparación. Las otras dos semanas, más inmediatas a Navidad son una preparación al nacimiento de Jesús, que recuerda el hecho histórico, que ocurrió hace dos mil años cuando nace Jesús en el portal de Belén, en una gruta, de la Virgen María y comenzamos a prepararnos para ese momento particular. El tiempo de Adviento concluye con el 25 de diciembre, día de Navidad.
Monseñor, como creyentes ¿Cómo deberíamos prepararnos para vivir este tiempo de Adviento?
Hay dos actitudes fundamentales. Primero, tratar de escuchar la palabra de Dios en vista de esta espera y darnos cuenta que el tiempo de Adviento incentiva en nosotros una virtud teologal que es la de la esperanza. Desde ese punto de vista, el tiempo de Adviento permite darnos cuenta que aunque nos toque vivir momentos muy complicados en la vida, ya sea por tragedias, por enfermedades, por un estallido social, siempre tenemos esperanza de que el Señor viene y eso significa que delante de nosotros hay una muy buena noticia. En un segundo aspecto, es comprometernos en lo que nos toca vivir, para que otros también tengan esperanza y hacerles ver que el Señor viene y eso es una muy buena noticia.
Monseñor, el tiempo de Adviento está cruzado por la crisis social que está viviendo el país, ¿La Iglesia va a poner algún énfasis en ese ámbito?
Nosotros hemos llamado al 8 de diciembre, que es el segundo domingo de Adviento y que coincide esta vez con la Fiesta de la Inmaculada Concepción, hacer un gran momento de oración por Chile, eso es un primer aspecto. Rezar mucho por nuestro país, pero también a participar, dentro de las posibilidades, en el proceso que estamos viviendo, hay llamados a cabildos y se avecina el plebiscito. Por otra parte, también hemos realizado un llamado al servicio, a ponernos al servicio de los demás. Uno de los problemas que se ha evidenciado en esta crisis es que estamos desconectados y fragmentados unos con otros y muchas veces no nos damos cuenta que hay personas que necesitan de nuestra atención y servicio, como adultos mayores, personas enfermas, personas que no tienen las redes que otros sí tienen. Entonces, ponernos al servicio de los demás para crear una sociedad más fraterna y más humana. Y la Navidad que celebramos el día 25 de diciembre realizando un regalo, que es solo un símbolo, hay que vivirla volviendo a su centro, no llenándonos de regalos, y que la celebración en familia nos permita resaltar el nacimiento de Jesús, que nos trae una buena noticia.