La Navidad es una fiesta muy importante para nosotros, los católicos, porque en ella celebramos el nacimiento del hijo de Dios, que nace frágil, pequeño, casi abandonado en un pequeño pesebre, sin embargo, en esa fragilidad, en esa pobreza, resplandece Dios mismo, que nos visita y se hace presente entre nosotros.
En ese sentido, es una fiesta muy importante que nos invita a la esperanza. Sobre todo en este tiempo que estamos viviendo en nuestro país, donde se ha producido tanta incertidumbre y desconcierto.
Quisiéramos invitar a la gente a ver esta fiesta como una fiesta de esperanza, porque todo lo negativo que se encuentra en la vida nunca es la última palabra, por el contrario, Jesús nos enseña, desde su fragilidad, que desde la esperanza se puede aspirar a un notable cambio. Esperamos que la Navidad nos aliente y nos anime a los chilenos a ver que cuando nos comprometemos con la justicia, con la paz, es el Señor que está con nosotros y va a construir algo hermoso en nuestras vidas.
La invitación a todas las familias y todas las comunidades es a poner el acento y la mirada en el Señor. A veces la Navidad se confunde y queda adornada por los regalos, por la fiesta, por ir de un lugar a otro, por esas preocupaciones, cuando los más importante es que podamos reconocer en esta fiesta el nacimiento de Jesús, que viene a acompañarnos hoy, en el aquí y el ahora.
¡Les deseo una Feliz Navidad a todos!