Palabras del Pastor

Obispo Juan Ignacio González pide mucha oración a la Iglesia de Rancagua

El administrador apostólico dio a conocer algunas de las decisiones que se tomaron en las reuniones sostenidos durante su primera visita a la diócesis.

Monseñor,  ¿Qué decisiones se tomaron en estas primeras reuniones en la diócesis?

He estado en la curia y me he reunido con todos sus miembros y después con el Consejo de Consultores,  que es el único organismo de gobierno, que sigue cuando hay un nombramiento de administrador apostólico, y con los decanos. Tuvimos una reunión más o menos larga, donde conversamos de la realidad de la diócesis, de lo que ha ido pasando, de las alegrías, de los dolores y también de las curaciones que se deben realizar.  De todas esas cosas hablamos con mucha confianza y franqueza, en un ambiente muy distendido y de mucha fraternidad sacerdotal, que es lo propio del gobierno de la Iglesia, salieron muchos temas y tomamos algunas decisiones. Sé que la gente está muy preocupada de los nombramientos de los sacerdotes. En ese sentido, acordamos que éstos se van a realizar después de Semana Santa. Le pido a la gente y también a los sacerdotes comprensión y los invito a seguir trabajando, sobre todo en esta época de Cuaresma.

 

Monseñor, ¿Cuáles son los desafíos más importantes que usted se plantea en nuestra diócesis?

Con la gracia de Dios he meditado durante estos días y para mí, como administrador apostólico, una prioridad es el clero, los hermanos sacerdotes, estar cerca de ellos, comprenderlos, decirles las cosas que me parezcan oportunas, a algunos de ellos curarles sus heridas, también recoger el clamor de las personas que tengan reclamos, eso hay que canalizarlo por los caminos que en la Iglesia en la comisión de prevención que existe en la diócesis. Los sacerdotes son los primeros servidores, hoy lo dije en la homilía en la misa, y el obispo es el primer servidor, por lo tanto es la primera prioridad para mí. La segunda, que hemos ido conversando, son la familia, los jóvenes y los adultos mayores, todo esto va mezclado en la vida de la iglesia por una atención especial  y particular a los más sufrientes, a los más pobres, o como dice el papa Francisco, los descartados.

La familia, todos nos damos cuenta que hay una desintegración de la familia, que hemos creado un sistema jurídico, político y económico que ha terminado por afectar el núcleo de central de la vida del país, que es la familia. Los adultos mayores, especialmente las mujeres, que son la fuerza de la Iglesia; y los jóvenes que han quedado en el camino por culpa de los nosotros, los adultos.

 

Monseñor, ¿Qué le pediría usted a la Iglesia de Rancagua?

Le pido que sea muy dócil a la acción de Dios, a través de sus pastores, eso es lo propio de cualquier Iglesia. Nosotros no estamos aquí por nuestras condiciones personales, dignidad, ni por nuestra capacidad intelectual, estamos aquí por una elección divina, todas estas pequeñas cosas que uno ve  disparos a quemarropa, falta de compasión, de amistad, cuando se hace un nombramiento, alguien reclama, eso no es la Iglesia Católica, hay el derecho de presentar a la autoridad todas las cosas que nos parezcan de buena forma, porque es un derecho natural del ser humano, pero estas pequeñas reyertas, casi personales son muy indignas de una Iglesia que quiere ser fraterna, cercana y comprensiva. Todos cometemos errores, entonces debemos empezar una nueva etapa sin mirar atrás. Han pasado cosas y se han tomado las medidas, fue la gran labor del administrador apostólico, monseñor Fernando Ramos, que le tocó un trabajo muy difícil, pero ahora estamos en otro momento, estamos a la espera de quien va a ser el nuevo pastor. Por eso le pido a todos la oración por el pastor que va a venir a esta Iglesia de Rancagua.