Palabras del Pastor

Obispo llama a hacer comunidad desde el encierro

- El administrador apostólico de Rancagua, monseñor Juan Ignacio González, señaló que hoy es importante vivir de manera más espiritual y no tan apegados a la realidad. Al mismo tiempo, pidió ser solidarios con los sacerdotes que hoy están haciendo un esfuerzo por mantenerse en comunidad con sus fieles, a través de la tecnología.

Monseñor, en el contexto actual ¿Cómo podemos hacer comunidad y practicar la solidaridad desde el encierro?

Hoy se hace más fuerte que nunca esa afirmación que hacemos domingo a domingo, cuando rezamos: ‘Creo en la comunión de los Santos’. En estos momentos, que no podemos tener contacto físico con los seres queridos, el Señor quiere que tengamos un contacto mucho más profundo, a través de la oración, de encomendar a los otros, de rezar juntos a través de los medios que nos ofrece la tecnología y que nos permiten mantener la comunión con Dios. Hay gente inquieta por los sacramentos, porque no puede ir a misa, pero el Señor nos está pidiendo en estos momentos vivir de una manera más espiritual no tan apegados a la realidad. El Señor no se ata sus manos, las manos del Señor no se han acortado, esto significa que cuando nos manda situaciones de tensión, también nos manda su gracia, y ésta llega a través de los medios ordinarios, como son los sacramentos, o los medios extraordinarios que son muchos, no son lo mismo que los sacramentos, pero el Señor a nadie deja solo. Y sintamos muy fuerte esto, porque éste es un momento único que estamos viviendo y que recién está comenzando.

Monseñor, ¿Cómo los católicos podemos ser solidarios con los sacerdotes que también están viviendo momentos complejos, sin poder celebrar la misa diaria con la comunidad?

Los sacerdotes son parte del pueblo de Dios, del pueblo fiel y sufrimos igual que todo el mundo el encierro y las tensiones que esta situación puede producir, pero el Señor nos pide que seamos maestros de la fe y de la esperanza y nos exige también ser articuladores de unidad, de comunión; y he visto en esta diócesis el tremendo esfuerzo de los sacerdotes por mantenerse comunicados con sus fieles a través de la tecnología y pese a que no estaban muy metidos en esa temática la han descubierto. Hay que pensar  en los sacerdotes espiritual y humanamente. El sacerdote es una persona que ha prometido su vida completa al reino de Dios y de los hermanos, entonces muchas veces vive solo o con algún pariente y vive de lo que la gente le da. Entonces, es importante la oración, la comunión, pero también llamarlo y preguntarle si necesita algo. Además, quienes realizan una contribución mensual que no aflojen, porque hay que seguir adelante. En estos momentos siento que estamos creciendo para dentro, esa es una de las grandes enseñanzas que, quizás, el Señor nos está enviando, crecer en nuestra vida familiar, en nuestra vida interior. En ese sentido,  pedirle al Señor que nos abra el corazón y la mente para descubrir en todo lo que estamos viviendo su presencia paternal y su mano amorosa. Él es un maestro que enseña y a veces nos cuesta entenderlo. Hay que descubrir la mano de Dios en estas situaciones y descubrir grandes oportunidades para crecer. En este momento estamos todos unidos.  

Monseñor, ¿Cuál es su mensaje para las personas que en estos momentos lo están pasando mal, que han perdido su trabajo, que tienen a alguien contagiado?

Un mensaje de esperanza, pero también de mucha claridad. La autoridad ha hecho un plan, no soy economista, pero creo que es macizo para que no se produzca falta de liquidez en la cadena de producción. Debemos estar confiados en las medidas que se están tomando en ese sentido. Pero también un llamado a los empresarios, porque las personas necesitan seguridad. No sé cómo vamos a hacer todo esto, pero hay que darle seguridad a la gente al menos en estos meses más álgidos. Llamo a todos a tener confianza. Al mismo tiempo esto nos muestra que viene un cambio en la forma de trabajar y también de la economía.

Por otra parte, pido a todos que comencemos a rezar por la lluvia, para que el Señor nos conceda este don, sobre todo en la zona del Secano. Hay que rezar más, tenemos que salir del virus, pero luego necesitamos que llegue la lluvia.