“Con profunda gratitud a Dios y a la Iglesia” se manifestó monseñor Alejandro Goic Karmelic al celebrar sus 36 años como obispo, en una misa efectuada en la Catedral de Rancagua. En la oportunidad recordó que un 27 de mayo de 1979, el ahora San Juan Pablo II – en ese entonces Papa-, lo ordenó obispo en Roma, siendo el primer obispo chileno ordenado por ese Santo Padre.
Sacerdotes, religiosos y religiosas, miembros de pastorales diocesanas, estudiantes, laicos, autoridades civiles –entre las que se contaban los diputados Issa Kort y Ricardo Rincón, y la gobernadora Mirenchu Beitía- y militares, como el general de brigada Sergio Retamal, se encontraban entre los presentes en la eucaristía celebrada en el templo madre de la diócesis.
Durante su homilía, el Obispo de Rancagua señaló que el camino del sacerdocio no lo escogió él sino que fue el Señor quien lo escogió a él y que en estos años ha sido y es muy feliz, más allá de los problemas que la vida le ha deparado.
Hizo un llamado a los fieles a seguir el ejemplo de Cristo: “Si uno tiene una responsabilidad cristiana en un grupo es para compartir el proyecto de Jesús y el modo en que Jesús vive su existencia: que es amar, servir, compartir y vivir por y para los demás”.
Además, pidió que rezaran por él y agradeció la bondad de todos para con él. “En estos casi 12 años en la Diócesis de Rancagua he recibidos muchas gracias de Dios por parte de todos ustedes, de los sacerdotes, de los diáconos, de los hombres y mujeres consagrados, y de los laicos; también ha habido incomprensiones, pero es normal, somos seres humanos, no somos santos; pero es mucho más grande la belleza de nuestra Iglesia, que está llamada a mostrar el rostro de Jesús”.
Finalmente, dejó a todos una tarea: la de trabajar para construir una Iglesia mucho más eucarística, fraterna, misionera y solidaria.
Al culminar la eucaristía, diversas expresiones de cariño manifestaron los asistentes a nuestro pastor diocesano