Felices estaban los más de 160 adultos mayores que el pasado martes 25 de octubre y como parte de las celebraciones del Mes del Adulto Mayor llegaron hasta dependencias del Estadio Marista, de Machalí, para participar de la Eucaristía y posteriormente de un almuerzo, organizado por el área de Adulto Mayor de la Pastoral Social diocesana.
Al mediodía en punto, el obispo de Rancagua, monseñor Guillermo Vera Soto celebró la Santa Misa, acompañado de los sacerdotes Cristian Catalán, presidente de Fundación Caritas de Rancagua; y el padre Manuel Peña, asesor espiritual del departamento de Adultos Mayores.
En la oportunidad, el pastor diocesano entregó un mensaje de cariño a “estos hombres y mujeres de cabezas blancas, cuyo caminar se hace lento y que a veces olvidan lo inmediato, pero recuerdan como grabado a fuego lo que vivieron hace ya tantos años. Sí, a cada uno de nuestros abuelitos y abuelitas, gracias por su vida generosa, por su fortaleza para enfrentar la vida, por la fe sencilla que les llenaba de esperanza y que traspasaron a sus hijos como un gran tesoro, por el amor sin condiciones que vivieron para el bien de sus hijos, por el trabajo abnegado con el cual sacaron adelante a los suyos, por la vida austera pero llena de sentido que supieron llevar. Gracias por lo que han dado y por lo que todavía pueden entregar. Ustedes son indispensables para enseñarnos a vivir”.
Después de la Eucaristía, los adultos mayores, pertenecientes a 10 parroquias de la diócesis de Rancagua compartieron algunos momentos con el pastor, para posteriormente pasar al compartir fraterno, donde hasta música y baile hubo. El asesor diocesano del departamento de Adultos Mayores de la Pastoral Social de Caritas Rancagua, Juan Mendoza, se mostró satisfecho con la convocatoria, que demuestra que “ya se volvió a la normalidad y que los adultos mayores están más activos que nunca”, aseveró.
LOS PROTAGONISTAS
José Lautaro González Díaz, Club “Unión y Paz poniente”, del sector Lourdes:
“Estos encuentros son muy buenos, sobre todo después de dos años que no se podían realizar y donde muchos se fueron. Estas son oportunidades para conocernos entre los diferentes clubes, compartir y seguir acercándonos a Dios, porque nuestra fe sigue madurando y eso a nosotros nos sirve porque la vamos transmitiendo a nuestros hijos y nietos; y que el obispo venga a realizar la misa es el alimento espiritual que se necesita, es muy bueno”.
Cecilia González Ferrada, Club “Esperanza Cristiana”, capilla Santa Teresa:
“Nos hace muy bien este tipo de encuentros, porque podemos compartir. Estuvimos un año y medio encerradas, pero ya nos estamos reuniendo todos los días jueves y compartimos un tecito entre nosotras, jugamos lota, nos acompañamos y nos entretenemos. Nos gustaría que las nuevas generaciones nos consideraran más porque los adultos mayores tenemos más experiencia, aunque ellos no nos crean, pero hemos vivido más y sabemos mucho más”.
Luis Bernales, Club y capilla “Nuestra Señora de Fátima”, sector Diego Portales:
“Estas actividades nos sirven para recrearnos y agradecer a todos los que nos dan la posibilidad de reunirnos y pasarlo bien. Estas son las últimas oportunidades que nos da la vida para organizarnos, reunirnos y pasarlo bien. Además, viene el obispo a celebrar la misa y eso es muy bueno, porque hay que levantar a la Iglesia, un día todos le vamos a rendir cuentas a Dios”.
Iris Galaz Bravo, Club “Luz y Amor de la Cruz”, de la parroquia Santísima Trinidad:
“Nos alejamos de los achaques típicos de la edad, compartimos y disfrutamos. Los pasamos espectacular en estos encuentros, del médico me vine directo para acá. Antiguamente los abuelos estaban encerrados, en cambio, ahora uno sale y existen estos momentos que sirven para la salud, para la mente y también nos hace más visibles frente a los jóvenes, que poco a poco van tomando conciencia que también existimos”.