Un llamado a motivarse y participar en las actividades que se propongan, pues ya se está retomando con énfasis la marcha de las distintas pastorales, realizó el padre Juvenal Galaz Rubio, Vicario Pastoral a los encargados diocesanos, asesores, jefes, secretarios ejecutivos y coordinadores de organismos, departamentos y movimientos, que funcionan en la Diócesis de Rancagua.
Ellos fueron invitados a una reunión que se realizará el 29 de octubre en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de San Fernando, entre las 9.30 y las 13.00 horas Dicho encuentro será la ocasión para evaluar lo realizado hasta ahora y definir algunas líneas pastorales a futuro. Además, será la primera ocasión de reunión presencial después de tres años.
Al respecto, el padre Juvenal Galaz señaló que “vamos a presentar las conclusiones de la Asamblea Eclesial Nacional, a la que hemos asistido con otros 15 representantes, y también vamos a empezar a mirar el acontecimiento más importante que se acerca, que es la celebración del centenario de la diócesis”.
En otro aspecto, indicó que este trabajo conjunto será el puntapie inicial para realizar el proyecto pastoral diocesano, que hace varios años no se actualiza. El Vicario Pastoral se hace cargo de las críticas que dicen que muchas veces la Iglesia se queda en diagnósticos y planes y no se concretan las acciones, por ello, precisa que a este encuentro lo han llamado “Manos a la Obra”, pues la idea es “ir concretando cómo trabajar algunas propuestas, después de haber escuchado las inquietudes de las comunidades diocesanas sobre cuáles son los temas que encuentran relevantes abordar como énfasis pastorales”.
Temas para abordar
En el trabajo de discernimiento llevado a cabo por la diócesis durante estos últimos años se ha constatado que la Iglesia diocesana debe abordar los siguientes temas: a) Formación: Se ha escuchado con fuerza el que faltan instancias de formación para laicos (enfatizando en los jóvenes) y el clero (en lo humano más que en lo doctrinal).
En este contexto, aparece como prioritaria la formación de los catequistas, en su rol de evangelizadores. Se percibe que conocer la palabra de Dios, rezar, reflexionar y fortalecer la vida interior sostiene la fe.
b) Comunicación. Esto refiere más que a la entrega de informaciones del quehacer parroquial o diocesano, a la posibilidad de entregar una retroalimentación permanente para decir cómo marcha la Iglesia (feedback).
c) Prevención de abusos: Surge como uno de los principales dolores de la Iglesia diocesana, por lo tanto, se deben tomar medidas para prevenirlos en todos sus ámbitos: abusos de menores, de poder, económico, etc., y comunicar ampliamente lo realizado en esa área. En la diócesis hay un equipo que trabaja permanentemente en esta área, pero se debe fortalecer en toda la iglesia diocesana la importancia que tiene su labor y su propósito.
d) Participación: Lo que se repite es la necesidad de que la Iglesia propicie la mayor participación de laicos, sobre todo de jóvenes, no sólo en las celebraciones litúrgicas, sino también en todas las instancias del quehacer eclesial.
e) Misión: Se percibe como una debilidad el trabajo misionero que está haciendo cada miembro de Iglesia Diocesana. El dar a conocer a más personas la Palabra de Dios y dar testimonio de nuestra fe a través de nuestros actos en todos los ámbitos de nuestra vida no es algo que se constate en forma permanente y que hay que hacer en forma más evidente. En este ámbito, se pone de manifiesto el rol determinante que cumplen los laicos, especialmente los catequistas, en la misión evangelizadora. Esto deja ver la vigencia que tiene la catequesis como principal acontecimiento para el contacto de las personas con la persona de Jesús y la enseñanza de la Iglesia.
f) Acogida: Se quiere una Iglesia diocesana que acoja a las personas con sus defectos y virtudes, que sea más inclusiva y acorde al estilo de Jesús. Algunos participantes usan la expresión “iglesia empática”, donde las personas, especialmente los jóvenes, se sientan acogidos e incluidos. También se hace mención a que la Iglesia no está cumpliendo con las expectativas con respecto a los problemas que experimentan las familias (por ejemplo, padres separados y madres y padres solteros, nuevas formas de familia). Se debe abordar en el dar cabida a que todas las personas puedan desarrollar o potencien sus carismas, pues Dios no los priva de su gracia.
g) Clero: esta renovación eclesial involucra necesariamente al clero, pues hay una parte de él que no logra vincularse con el prójimo de una manera más evangélica, sobre todo mostrando falencias en el ámbito de la cercanía, acogida, y participación. La idea del trabajo que se hará con los participantes de la reunión es que se prioricen los temas de a cuanto al nivel de urgencia en abordarlos y que se incluyan en los planes y programas realizados por cada uno de los departamentos, organismos y movimientos de la diócesis.
¿Qué es un plan pastoral diocesano?
Un plan diocesano de pastoral es un instrumento al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia, para orientar en una misma dirección la acción pastoral de la comunidad diocesana. Así, el plan pastoral manifiesta la comunión de la iglesia y facilita su misión. Al respecto, el Papa Francisco ha dicho: “Que todas las comunidades procuren poner los medios necesarios para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están. Ya no nos sirve una simple administración” (Evangelii Gaudium, 25).