Monseñor, ¿Cuál es la invitación de la Iglesia para este domingo 27 de septiembre?
Es el Día de la Oración por Chile y se manifiesta especialmente en la oración de todo el país, de los católicos y de los cristianos; de las mujeres y hombres de buena voluntad, de rezar a Dios por intercesión de la Virgen del Carmen, por la Patria. Todos tenemos conciencia que hoy más que nunca el país necesita cercanía a Dios, por las cosas que han sucedido, por la violencia, por la pandemia, por las decisiones que hay que tomar en el mes de octubre. Por lo tanto, es donde se manifiesta una actitud de petición, que es la propia del cristiano y una de las formas de la oración. Los obispos de Chile, desde hace muchos años, a fines de los ’70, declararon el último domingo de septiembre, el Día de la Oración por Chile, y ese día se realiza tradicionalmente la procesión de la Virgen del Carmen en muchas parroquias de las diócesis de Chile y este año también la haremos de forma virtual. En las iglesias y catedrales se transmitirá por las vías habituales y a las 17 horas, habrá un acto muy particular de la Cofradía Nacional del Carmen desde el cerro San Cristóbal, a los pies de la Virgen desde donde se rezará por toda la nación.
Esta transmisión se puede seguir por medio de todas las redes y también por las de nuestro Obispado de Rancagua y de San Bernardo, a través del canal de TV ISB (www.canalisb.cl). También, a las 19 horas, se transmitirá la procesión virtual de la Virgen por todo el país, para que la sigamos y recemos junto con ella. ¿Por qué es importante? Porque es la madre de Dios, Reina e intercesora Chile ante Él, como lo señalaron y vivieron los padres de la Patria. O’Higgins la declaró patrona y reina de Chile poco antes de la batalla de Maipú en un acto solemne en la Catedral de Santiago y prometió construir un templo nacional en su honor, en el lugar donde se ganó la última batalla y eso ocurrió el 5 de abril de 1818; y pocas semanas después en compañía del general Carrera, O’Higgins puso la primera piedra de esa iglesia, del cual todavía hoy se conservan sus muros en Maipú, delante del templo Votivo. También el Ejército Libertador, antes de salir a la batalla de Chacabuco, se encomendó a la Virgen del Carmen. Y hay muchos otros casos de devoción a la Virgen del Carmen. También de nuestros santos como el padre Alberto Hurtado y Teresita de Los Andes, entre otros, que eran profundamente devotos de la Virgen del Carmen. Por lo tanto, estamos siguiendo un camino conocido y, además, muy seguro. Cuando el país tiene dificultades como las actuales, lo que hay que hacer es ponerse bajo el manto de de la Virgen, para que nos proteja de las dificultades y de las tormentas. Por eso, la invitación este domingo 27 es a participar en las misas habituales a las que asisten y luego a participar de estos momentos de oración.
Monseñor, ¿Cuál debería ser actitud de las personas al momento de participar de forma virtual, sobre todo en la procesión?
Esto no es ver un programa de televisión. Es mucho más profundo, es unirse en oración con todas las personas que están participando. En este momento que vamos a vivir se manifiesta una verdad de la fe católica que es la comunión de los santos y eso hace que nuestra oración sea muy fuerte y sea una unión de voluntades pidiéndole a Dios algo; y lo que le pedimos en este día es por el bien de Chile, de nuestra familias, de nuestras autoridades, por todas las personas que sirven al país, especialmente, al personal sanitario y todos los que trabajan en salud y quienes colaboran en la mantención del orden frente a la epidemia.