En el contexto del Mes de la Solidaridad las religiosas de la Diócesis de Rancagua agrupadas en la Conferre quisieron romper la rutina de años y celebrar el Día de la Religiosa compartiendo con los privados de libertad del centro de reclusión penitenciario de Rancagua. Al respecto el capellán de Gendarmería, que atiende ese centro y es párroco de la Parroquia Santísima Trinidad, comentó que “fue un encuentro con el hermano que sufre con el que pudieron compartir la Eucaristía y su tiempo… fueron al encuentro con Cristo privado de libertad. Fue un día histórico, ya que es la primera vez que ello sucede en nuestra región. La experiencia de las religiosas y la de los internos fue de mucha alegría, fundamentalmente, por ver a tantas monjitas juntas acompañándoles con esta actividad solidaria”.
El Obispo diocesano, Alejandro Goic Karmelic, presidió la Eucaristía en la que hizo referencia al encuentro del Papa con los privados de libertad en Bolivia recordándoles “que siguen siendo amados por Dios más allá de nuestros pecados”. La religiosas también compartieron fraternalmente con los internos, escuchándolos y acogiéndolos.
Testimonio del capellán de Gendarmería
“Trabajar en la cárcel es un desafío cristiano donde el Señor nos insta a amar al prójimo que está más allá de las fronteras establecidas socialmente, pues ellos son los marginados de nuestra sociedad, los leprosos de nuestros tiempos, por el eso las cárceles se construyen a espaldas de las ciudades para no verlas y así ignorarlas. De esa manera no nos hacemos cargo de los dramas como la violencia, la muerte y la injusticia, la pobreza y la marginalidad en la que viven tantos hermanos pobres, porque ellos son los que están presos, los pobres”.
A juicio del padre Luis, “es importante que se conozcan estas realidades para que demos a conocer al país el drama de tantos hombres y mujeres que por haber nacido pobres terminan siendo victimarios y víctimas de un sistema económico y social perverso donde las desigualdades son extremas y siguen cobrando víctimas. Veo con horror como los niños pequeños que permanecen en la unidad con sus madres quedan privados de la posibilidad de tener una vida normal con otros niños de su propia edad y así desarrollarse normalmente como todos los niños y no tener que hacerse cargo de los errores de los adultos.
Una realidad que lo horroriza es ver “como tantos hombres mueren en nuestras cárceles. Entre los años 2011 y 2014 murieron más de 500 presos en las distintas cárceles del país, entre riñas entre ellos, enfermedades y suicidios, pero no nos hacemos cargo como sociedad. Por otro lado, vemos como el Estado chileno invierte millones de dólares en el trabajo de las cárceles, pero los resultados siguen siendo malos, pues aumenta la reincidencia y el número de privados de libertad crece de manera incontrolable. Si bien es cierto existen las medidas alternativas no son suficientes para la creciente demanda de gente que quebranta la ley. Quizás deberíamos como sociedad hacernos algunas preguntas y asumir como tal las responsabilidades en estos hechos”. En ese sentido opina que “un Estado que no fomenta medidas para fortalecer las familias, sino al contrario todo apunta a debilitarla con las consecuencias que ya vemos: sueldos mínimos que no cubren las reales necesidades de la gente, actualmente un creciente aumento de la cesantía, situación que agrava mucho mas la realidad de los pobres en las poblaciones. El indiscriminado aumento del tráfico y consumo de drogas, que ya se ha escapado de las manos, cada vez son más los jóvenes que caen en ese mundo y del que no pueden salir. Los pobres comienzan con la marihuana y luego suben buscando drogas más fuertes y de ahí el paso a delinquir es muy pequeño. El Estado no tiene capacidad ni gestiona para crear centros de rehabilitación en las poblaciones que sean verdaderamente efectivos y que no se queden solo en la parafernalia. Como en otras tantas cosas en las que las instituciones existen, pero no funcionan, todo se mide en números y papeles donde las personas quedan perdidas en estadísticas que difieren enormemente de la realidad”, argumenta, de acuerdo a la experiencia que tiene de décadas trabajando con Gendarmería.
Por eso la acción concreta llevada a cabo por la Conferre lo estimula. “Agradecemos a las religiosas de nuestra diócesis ese gesto concreto y fraterno con nuestros hermanos privados de libertad. El Señor retribuya con creces ese gesto de amor ¡Bendiciones!”, señaló el padre Luis Escobar.