Monseñor, ¿A qué nos invita el papa Francisco en su nueva encíclica “Fratelli tutti”?
La estoy estudiando y me ha llamado la atención particularmente la primera parte, donde el Papa realiza un diagnóstico, que yo llamaría la ‘fragmentación del mundo’ y que se ha producido en todos los ámbitos: de la cultura, de los medios, en el uso de la tecnología; y que destruye algo que es propio del ser humano, que es la comunión.
El Papa destaca algo que a todos nos llama mucho la atención, que es la virulencia de los ataques, por ejemplo, en los medios de comunicación; en los mensajes anónimos que se realizan a través de las redes sociales; las diferencias que se van acrecentando entre los países pobres y ricos. El Santo Padre realiza un análisis de situaciones que atentan contra la naturaleza misma del ser humano y contra la capacidad que tenemos para unirnos y superar las dificultades, particularmente, las que afectan a los más pobres. El Papa nos está llamando a vivir de una manera fraternal, en comunidad y en comunión. Hay que poner mucha atención a lo que nos está llamando, que es muy profundo, pero también muy actual.
Monseñor, el papa Francisco en uno de sus capítulos se refiere a la política, ¿Cómo nos interpela a los chilenos, en el momento actual que estamos viviendo?
En este momento, estamos enfrentados a una decisión muy importante, si iniciamos o no un proceso para una nueva Constitución. Hay muchas razones de un lado y de otro, algunos piensan que será un avance, otros que será un retroceso, hay mucha ideología. Todo esto nos hace pensar que podríamos estar entrando a un momento, que el Papa llama “populismos”, que invaden y pasan a llevar las ideas más lógicas y racionales, con slogans. Por eso, desde nuestra diócesis de Rancagua, hemos tratado de dar elementos objetivos que a las personas les permita pensar para que cada uno tome su decisión.
En un capítulo de su Encíclica, que llama “la mejor política”, el Papa habla del “populismo cerrado”, que es cuando se habla en nombre del pueblo y se limitan las capacidades de expresión de algunos, es decir, no rigen las virtudes cristianas esenciales en algo tan importante como es la conducción de la sociedad. Llamo a todos a formarse, con libertad, un verdadero juicio personal; a ir a votar y pensar en el bien de Chile.
Monseñor, estamos a dos semanas del plebiscito ¿Cuál sería su recomendación para formarse una opinión con fundamento?
Hemos sacado trece fichas de reflexión sobre participación ciudadana, que están en nuestra página web: www.obispadoderancagua.cl. Estas sirven para trabajar personal o comunitariamente, para formarse una opinión al respecto. Recomiendo a todos a revisarlas. Son cosas muy sencillas y que ayudan a formarse una opinión. Lo importante es que nadie vote por frivolidad, porque el voto por frivolidad es la esencia misma de la politiquería y de la demagogia. Se debe votar en conciencia ante Dios, ante la Patria, ante los compatriotas.
Monseñor, y luego del plebiscito ¿Cuál debería ser la actitud frente al resultado?
Sea cual sea el resultado debe haber una plena aceptación de él. Esas son las reglas que nuestro parlamento ha dado. Hemos realizado una declaración como Comité Permanente para pedir que no haya reacciones violentas en ningún sentido.
Por otra parte, pido a todos que, independiente del resultado, cuando el proceso comience éste sea muy participativo; y que quienes tengan que cambiar las cosas tengan el coraje de hacerlo, por el bien de Chile.