Monseñor, ¿Cuáles son los desafíos que plantean los resultados del plebiscito?
Es posible que nunca, ninguno de los que estamos en el Chile de 2020, nos hayamos planteado un desafío como el que estamos enfrentando hoy: Establecer, a través de un sistema democrático, una Constitución, que contenga todos los elementos que nos permitan una buena convivencia, un desarrollo del país y el respeto de los valores esenciales. Las otras constituciones de los siglos XIX y XX, no tuvieron una generación popular, por lo menos en las personas que la van a la redactar, y ésta sí lo va a tener, a través de los constituyentes.
Por lo tanto, si ya el país tomó una decisión, ahora es importante elegir a las personas adecuadas que representen verdaderamente los valores fundamentales de nuestra patria, y, particularmente, que sean capaces de reflejar en ella los valores esenciales, no negociables y fundamentales que nos legaron los padres fundadores de nuestra nación.
Estamos en un momento de un importantísimo desafío, del cual nadie puede hacerse a un lado. Así como la Iglesia llamó a votar en el plebiscito, ahora llama a una mayor responsabilidad: A buscar y elegir a las personas adecuadas para que nuestra nación, siga siendo una nación donde rijan los principios fundamentales. Y esto no es a largo plazo, por el contrario, es en un plazo muy breve.
Tenemos que orar, especialmente a nuestra madre del cielo, a la Virgen del Carmen, pero tenemos que actuar y exigir, que es lo propio de un ciudadano, que quienes nos representen, no representen ideologías, ni sus propias ideas, sino a quienes los vamos a elegir para misión tan delicada, como es redactar una carta fundamental, la cual nos tendrán que presentar a todos, el año 2022, para volver a ser votada en otro plebiscito que será obligatorio, para dar al país un nuevo régimen político, una nueva carta fundamental.
Por eso mi llamado en esta materia es a no bajar la guardia, pues como ciudadanos católicos, como hombres y mujeres de fe, tenemos que estar atentos para que se preserven los valores y eso implica estar atentos a las personas que nos van a representar en la redacción de la nueva constitución.
Monseñor, por otra parte, el próximo 8 de noviembre se da inicio al Mes de María, ¿Por qué, para los católicos, es tan importante este mes?
El Mes de María es una tradición que existe hace mucho tiempo. En Europa todavía se celebra durante el mes de mayo, pero en Chile, debido a la estación de ese mes, se decidió cambiar la fecha, y celebrarlo del 8 de noviembre hasta el 8 de diciembre, día de la Fiesta de la Inmaculada Concepción. La celebración empezó por primera vez en Santiago y luego se fue extendiendo a todo el país. El Mes de María es la expresión de amor de un pueblo a su madre. En Chile está muy arraigada esta tradición popular y hoy es, quizás, la devoción popular de mayor arraigo en todo el país.
Como Diócesis vamos a proveer, a través de nuestra página web, entre otras plataformas digitales, de material para que todos puedan seguir el Mes de María y puedan rezar las oraciones de este mes y que expresan el amor de un pueblo, de una familia a su madre.
Nuestra patria le debe mucho a la Virgen y una expresión de cariño es seguir este mes con el rezo del Rosario y la oración que realicemos en la fiesta de la Inmaculada, al final del Mes de María, el 8 de diciembre.
Por lo tanto, llamo a todos a estar atentos, porque nuestra madre nos ha cuidado y protegido durante esta pandemia.
Monseñor, los jóvenes, pese a la pandemia, siguieron trabajando durante este año y han organizado la tradicional Peregrinación Juvenil a Puquillay, ¿Cuál es su mensaje para ellos?
Los jóvenes tienen la gracia de seguir adelante en cosas que los adultos nos paralizamos. En ese sentido, quiero recordar la celebración que tuvimos el 30 de agosto, en Pelequén, que fue muy bonita, transmitida por las redes sociales; y, ahora en Puquillay vamos a hacer lo mismo. Vamos a hacer una procesión virtual y vamos a transmitir desde el Santuario. Vamos a procurar que muchos jóvenes se unan y nos den su aliento. El papa Francisco ha dado esta idea sencilla, pero real: ‘Los jóvenes no son el futuro, son el presente’. Los jóvenes de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Rancagua los necesitamos ahora con su impulso, con su audacia, con su fortaleza para sacar a muchos de la comodidad frente a las cosas que pasan. Animo a todos los jóvenes de la Diócesis a unirse a la celebración de Puquillay, especialmente, a la Eucaristía que vamos a celebrar el sábado 7 de noviembre, donde daremos inicio al Mes de María.