Capacitándose para seguir ayudando

Martes 01 de Junio del 2021
Miembros del equipo de la Pastoral de Migrantes de la diócesis están participando en un diplomado que les permitirá tener más herramientas para realizar su labor.

El Arzobispado de Santiago y el Instituto Católico Chileno de Migración (INCAMI), convocaron a los agentes pastorales de regiones a participar en el diplomado “Movilidad Humana”. Éste, comenzó el pasado 8 de mayo y se extenderá hasta octubre, todos los sábados de 10 a 12 horas, vía zoom. 

El diplomado consta de cinco módulos, durante los cuales se les entregarán herramientas en promoción y protección de los derechos humanos en el contexto de la movilidad humana; el fenómeno de la migración en Chile, en el contexto histórico y socio jurídico; formulación de proyectos socio pastorales; contexto bíblico de la migración; y herramientas para la construcción de pastorales de la Movilidad Humana.

Todas estas temáticas a las voluntarias de la Pastoral de Migrantes de la Diócesis de Rancagua les interesan y por lo cual no dudaron en inscribirse. Les entregamos algunos de los testimonios y motivaciones de las participantes en esta capacitación.

 

Vilma Porath Campos:

“El 2019 empecé a trabajar en la Pastoral de Migrantes en la Diócesis de Rancagua, atendiéndolos en la oficina, entregándoles algunos aportes materiales en ropa o alimentos, y me fue interesando cómo poder ayudarlos más y para ello es necesario conocer el tema, saber las leyes. Entonces, cuando la hermana Claudia Ximena Lazcano (encargada diocesana de la pastoral)  nos contó de este diplomado, inmediatamente le dije que sí, porque me interesa el estudio social y legal de la movilidad humana, que es una realidad que está pasando en todo el mundo. Este diplomado nos entrega herramientas para ver de qué forma podemos ayudar, más allá de la entrega de ropa y alimentos, para que ellos puedan resolver las situaciones que viven e integrarse a nuestra sociedad, a nuestra cultura”.

 

Teresa Núñez Cornejo:

“Desde el 2017 comencé a apoyar la Pastoral de Migrantes y ya a partir del 2018 me integré como voluntaria, que es una labor muy bonita para aportar y ser parte de este proceso de integración de las familias migrantes a nuestra sociedad”. En ese sentido, “este diplomado nos entrega herramientas para apoyar en el ámbito jurídico, también en la formulación y gestión de proyectos que es súper relevante, por ejemplo, para crear convenios con instituciones públicas que sirvan a estas familias. Por otra parte, nos da herramientas para que pastoral prospere y pueda entregar más apoyos, para poder guiar y acoger, que es fundamental”.

 

Soraya Clinger Moscoso:

“Llegué hace dos años a Chile desde Colombia y desde hace un año y medio pertenezco a la Pastoral de Migrantes y ha sido una muy buena experiencia. Para mí ha sido un privilegio, la oportunidad de ayudar y apoyar en las diferentes actividades que se realizan en beneficio de los migrantes. En relación con el diplomado, creo que es interesante conocer el tema de la migración, porque es un fenómeno mundial y es importante estudiarlo sociológicamente”. 

 

Formas de apoyo

 

Una de las formas de apoyo que está efectuando la Pastoral de Migrantes es la de entregar herramientas para posibilitar el trabajo y sustento de las personas. Sin duda, esto es más que entregar los bienes necesarios y básicos (como comida y enseres), pues apunta al apoyo que puede necesitar un migrante para empezar su trabajo en algún rubro.

Es así, como gracias al apoyo de la Pastoral de Migrantes, Rosbely Colina, venezolana, ha comenzado un emprendimiento en el rubro peluquería, que le permitirá trabajar en su casa sin descuidar a sus cinco hijos.

En ese caso se le entregaron productos de tratamiento específicos para iniciar su peluquería y una plancha profesional para cabello.

Al respecto, Josefina Ortiz, miembro del equipo del departamento de pastoral de migrantes y quien hace seguimiento de escasos específicos para proporcionar un mejor apoyo a mujeres extranjeras en nuestra diócesis, señaló que “hace cerca de dos años Rosbely llegó a la parroquia de San Francisco de Rancagua, donde funcionaba nuestro equipo de apoyo al inmigrante, pidiendo ayuda para ella y su familia. Estaba embarazada de su quinto hijo. Desde entonces se ha mantenido en contacto con nosotras y, a pesar de las limitaciones que impone la pandemia, hemos podido apoyarla para que comience con este trabajo que le permitirá apoyar a su esposo con el gasto familiar”, precisó.