Monseñor, este fin de semana son las elecciones, ¿Cuál es su mensaje especialmente para el proceso posterior a la votación?
Durante este tiempo ha habido mucha controversia y manifestaciones que expresan las diferentes opiniones en relación a las votaciones de alcaldes, concejales, gobernadores y, sobre todo, constituyentes. En unas horas más tendremos el veredicto del pueblo chileno sobre todos estos temas, entonces, es el momento de dejar de lado nuestras diferencias y aceptar a las personas que nos van a conducir. Es cierto que esto es un poco teórico, pero es como debería ser, porque cuando se somete a un proceso electoral y éste tiene resultados, esos momentos de controversia, de opiniones divergentes y palabras duras, deberían ceder. En ese sentido, llamo a todos a aceptar de buena manera, aunque no se esté de acuerdo, el veredicto de las urnas y después a trabajar juntos especialmente en la redacción de la nueva Carta Fundamental, que es la tarea más delicada de todas, y donde todos podremos aportar a nuestros constituyentes, podremos hacerle llegar nuestras ideas. Hay que unirse para que este proceso pacifique a nuestro país que muchas veces está tan lleno de controversia, discordia y violencia.
Por otra parte, esta semana se dio a conocer una resolución que modifica los aforos para las ceremonias religiosas, ¿En qué consiste esta modificación?
Primero quisiera recordar que hemos insistido mucho a la autoridad en relación a que era necesario caminar hacia una racionalidad en la asistencia a las ceremonias religiosas de todas las confesiones. La libertad del culto religioso es necesaria para superar momentos difíciles. No es un capricho, muchos de nosotros necesitamos la asistencia espiritual de Dios, que se manifiesta en los actos de culto, para superar estos momentos de temor, de dificultad que nos embarga tanto a nosotros como a nuestras familias. Por ello, hemos insistido fuertemente frente a la autoridad.
Respondiendo a ello, la autoridad ha dado a conocer algunas modificaciones que, sin que sean completamente satisfactorias, significan un pequeño avance. Estas consisten que en fase 1, es decir, cuarentena, podrán asistir a los actos de culto 10 personas dentro del templo y 20 personas fuera de éste. En fase 2, en Transición, que los fines de semana están en cuarentena y se les aplicaban esos aforos (10 dentro y 20 fuera del templo), la autoridad ha aprobado una resolución donde establece que en fase 2, aún cuando haya cuarentena los fines de semana, pueden asistir a los actos religiosos con el permiso correspondiente 20 personas dentro del templo y 40 personas fuera de éste y mantener la distancia necesaria que es de una persona cada 8 metros cuadrados.
Esto cambia un poco las cosas, porque muchas comunas de la región están pasando a fase 2. Esto es una posibilidad real de que muchas personas comiencen a asistir a la misa y por ello, llamo a todos mis hermanos sacerdotes, particularmente a los párrocos, a que abramos las iglesias durante la semana y los fines de semana, para que las personas puedan ingresar cuando quieran a orar y también para asistir a las misas, con los aforos indicados.
Monseñor, también a raíz de la pandemia, la Iglesia retomó la campaña “Cinco panes y dos peces”, la que contempla entre sus acciones el apoyo a las ollas comunes. Durante estos días nuevamente se ha firmado este convenio con Gobierno Regional…
Quiero agradecer a la autoridad regional. Nos ha entregado una cantidad importante de dinero. 190 millones de pesos para apoyar más de 100 ollas comunes que hay en las diferentes comunas de nuestra diócesis de Rancagua. Esto es muy importante, porque ya está pasando la temporada de las cosechas y muchas familias comienzan a tener dificultades. Por ello, Caritas está trabajando muy arduamente en dos ámbitos: el primero, en la confección de cajas de comidas para las familias que lo necesitan; y segundo, en la entrega de alimentos para que las ollas comunes puedan continuar su labor en el tiempo de invierno. Estamos muy contentos por este motivo y una vez más comprobamos que el trabajo conjunto de las instituciones públicas y de la Iglesia, que está presente en todas comunas de nuestra diócesis, producen un efecto positivo, que es poder ir en ayuda de las personas que más lo necesitan, que es tan propio de nuestra fe y del mandato de nuestro señor Jesucristo: “lo que hiciste con nuestros hermanos más pequeños, más pobres, más abandonados, conmigo lo hiciste”.