Palabras del Pastor

“El sueldo ético es una actitud del corazón”

Monseñor Alejandro Goic Karmelic, recalcó que cuando Juan Pablo II vino a Chile dijo que ‘los más pobres no pueden esperar’, han pasado 25 años y hay un sector importante de chilenos, un 20 por ciento a lo menos, que siguen esperando que a ellos también les llegue parte del desarrollo.

Monseñor, se acaba de celebrar el Día del Trabajo y ha vuelto a la palestra el tema del sueldo ético de 250 mil pesos, que usted planteó hace ya cinco años. ¿Cuál  es su visión?

Efectivamente, en el contexto de una huelga que hubo en El Teniente en el 2007,  salió este concepto que fue a raíz de las grandes diferencias salariales que había entre los trabajadores de El Teniente y contratistas, en labores similares. En ese momento, yo pensaba en miles y miles de trabajadores del campo y la ciudad que trabajan por sueldos mínimos, y yo hacía una reflexión que nos pusiéramos en el lugar de esas personas para ver si era posible vivir con un sueldo que, en esa época, era de 150 ó 160 mil pesos, y eso causó un debate que nunca imaginé, qué duda cabe que el país se ha desarrollado, pero que el beneficio del desarrollado no ha llegado todavía a los sectores más vulnerables. Yo creo que la única manera de resolver este tema, es ponernos en el lugar de los que tienen menos ingresos y pensar si podríamos vivir cuatro o cinco personas con ese ingreso. Ponerse en el lugar de los otros, de los más pobres es condición indispensable para modificar esta sociedad para hacerla más equitativa. Es parte del proyecto de Dios, que quiere que todos sus hijos vivan con dignidad.

 

¿Cuál sería el mensaje para enfrentar este tema y entregar más dignidad a los trabajadores, como usted pidió en la Eucaristía del día del Trabajo, que celebró el lunes 30 de abril, en la Catedral de nuestra ciudad?

Es una cuestión del corazón. Un empresario debería considerar que la empresa es una comunidad de personas, y que los trabajadores que están con él son parte de esa comunidad y hacer partícipe de las ganancias a los trabajadores es parte de la visión de la empresa como comunidad de persona, pero, en cambio, si se piensa en el beneficio propio y personal de quien maneja el capital, pero no se procura beneficiar a quienes son parte importante del éxito de su empresa con sueldos más dignos, es evidente que nunca vamos a lograr superar este abismo entre los que tienen más y los que tienen menos.

Es una actitud de corazón, que supone, en clave cristiana, lo que nosotros llamamos la conversión, qué sentido tiene acumular y acumular, mientras otros no tienen lo mínimo para vivir con dignidad y en un país mayoritariamente cristiano, entre católicos y evangélicos, los cristianos deberían estar a la vanguardia de generar esta sociedad más equitativa. Juan Pablo II, cuando vino a Chile dijo que los más pobres no pueden esperar, han pasado 25 años y hay un sector importante de chilenos, un 20 por ciento a lo menos, que siguen esperando que a ellos también les llegue parte del desarrollo.

Entonces, la actitud cristiana y evangélica es ponernos en el lugar de los más humildes, y hacer todo el esfuerzo para dialogar y buscar un camino de un ingreso verdaderamente ético, pero que no se logra con subsidios, sin duda, que eso es una ayuda, pero lo digno son ingresos éticos, salarios éticos dignos que compensen el esfuerzo que hacen los trabajadores por el desarrollo de las empresas y del país.