En todas las parroquias de la diócesis de la Santa Cruz de Rancagua se celebró el Miércoles de Cenizas, dando inicio con ella, al tiempo litúrgico de Cuaresma, es decir, 40 días de preparación para la Semana Santa. Monseñor Alejandro Goic, Obispo de Rancagua, entregó en esta ocasión su tradicional el mensaje de Cuaresma a los sacerdotes y religiosos para que lo difundan en sus comunidades.
“Cada año, para los católicos, el tiempo de Cuaresma es un llamado a los cambios necesarios para una vida más humana, según el querer de Dios para todos, y una oferta de la esperanza que Dios nos hace al acogernos en lo que somos y darnos la posibilidad de un nuevo comienzo animados por la victoria del Señor Jesús sobre el pecado y la muerte, que celebramos en la Pascua de Resurrección”, señala el Obispo de Rancagua en su mensaje.
Hace mención especial a los incendios forestales vividos durante este verano y señala que “hemos vivido desde hace varios años una sucesión de desastres naturales (terremoto, tsunami, aluviones, erupciones de volcanes) y de otros causados por los seres humanos”. Pero precisa además que nuestro país ha vivido otros “incendios” que han ido arrasando nuestra convivencia y que requieren el concurso de todos para empezar de nuevo. “La corrupción que parece estar presente por todos lados es unos de los peores incendios sociales: es un individualismo delincuencial que mata las confianzas y cierra el camino a trabajar juntos. No hay convivencia que construya una sociedad buena para todos cuando unos se aprovechan de otros y de lo que es de todos. Hay otros “incendios” sociales que requieren una decidida acción de las autoridades, de los que tienen capacidades económicas y de todos los ciudadanos: las miserables y vergonzosas pensiones de los adultos mayores, la situación de los migrantes que llegan al país y la necesidad de una adecuada legislación que acoja el aporte que significa su presencia, las cárceles llenas de delincuentes pobres mientras los ricos delincuentes aprovechan la “puerta giratoria”, las situaciones de violencia en la región de la Araucanía y la urgencia de solución a la situación del pueblo mapuche, la política reducida casi a una actuación circense y lejos de los intereses y necesidades de los ciudadanos, y un largo etcétera. La Cuaresma es el tiempo adecuado para entrar en disposición de un nuevo comienzo y empezar de nuevo”.
Hace un llamado también a encontrar al otro, lo que significa “ofrecer confianza y acoger la buena voluntad del otro; superar las descalificaciones y volver a hacer el aprendizaje del diálogo en la vida familiar y social, particularmente en la acción política teniendo en cuenta que este año habrá elecciones presidenciales y de parlamentarios”.
Finalmente, hace un llamado a aprender a trabajar juntos y a que nadie quede fuera de esta tarea. (Ver mensaje completo adjunto)
Misa en la Catedral
En la Catedral de Rancagua, se realizaron tres misas durante el día, con presencia de gran cantidad de fieles. La del mediodía fue oficiada por el padre Emilio Maldonado, quien prontamente se trasladará a la parroquia de Alcones Marchigüe. Mientras se realizó la celebración el párroco padre Bernabé Silva estaba confesando a quienes se acercaban a recibir el sacramento de la reconciliación.
En la oportunidad, se celebró el tradicional rito de imposición de la ceniza, que fe recibida con humildad por los fieles. Estas cenizas se elaboran a partir de la quema de los ramos del Domingo de Ramos del año anterior, y son bendecidas y colocadas sobre la cabeza de los fieles como signo de la caducidad de la condición humana; como signo penitencial, ya usado desde el Antiguo Testamento; y como signo de conversión, que debe ser la nota dominante durante toda la Cuaresma.
Además, se hizo entrega de la tradicional caja- alcancía de la Campaña de Cuaresma de Fraternidad, que este año estará dedicada a los adultos mayores en situación de vulnerabilidad social.