Cada día los catequistas de la Diócesis de Rancagua dan testimonio de su vocación para servir al Señor, a través de la entrega de la enseñanza del Evangelio, siempre con amor y mucha fe para servir, especialmente, en estos tiempos de pandemia, a quienes lo están pasando mal. El 16 de mayo se celebró el Día del Catequista y con estos testimonios queremos representar a todos los que cumplen esta labor.
Verónica Godoy Silva, catequista de la parroquia Santa Clara:
“Nunca pensé ser catequista: llegó del cielo. Yo era una mamá que asistía a las reuniones de catequesis de mis hijos, pero sólo eso, y aunque me insistía la tía del colegio que fuera catequista, siempre dije que no, pero con mi hija más pequeña, quien quiso formarse en la parroquia, le di una oportunidad a esta vocación y ya llevo cuatro o más años como catequista y me siento feliz con este hermoso llamado”.
Ximena Castillo Rodríguez, catequista parroquia Cristo Crucificado de Los Lirios:
“Quiero hacer referencia a las palabras del papa Francisco, sobre el significado de ser catequista, para que en este día tan especial pidamos al Espíritu Santo que fortalezca nuestro compromiso de amor y fe para que podamos transmitir las enseñanzas de Jesús, su mensaje a través de nuestra obras y palabras, especialmente en estos tiempos difíciles de pandemia, que podamos llevar algo de consuelo a quienes lo están pasando mal”.
Jorge Aranda Corral, diácono de la parroquia San José de Requínoa:
“Quiero animar a todos los catequistas que entregan la palabra del Señor y aunque este tiempo ha sido diferente y quizás hemos estado un poco relegados, pero ya estamos partiendo con fuerza las catequesis online, así que mucho ánimo…el Señor nos entrega todo lo que necesitamos”.
Tirso Henríquez Ortiz, catequista parroquia de Coltauco:
“Llevo más de 30 años ejerciendo esta loable labor, donde intento servir a Dios. Llevo en el alma esta vocación para expandir el Reino del Señor, para que haya paz, justicia y equidad, entre los muchos valores que nos entrega el Evangelio”.
Enilsa Flores y Mónica Vargas, coordinadoras de catequesis de la parroquia San Nicodemo de Coínco:
Invitamos a todos los catequistas a seguir formando comunidades virtuales; y a seguir el ejemplo de la Santísima Virgen María. Un afectuoso saludo a todos.
Ximena Astudillo, catequista parroquia de la Divina Providencia:
“Para mí es una gran alegría ser catequista de bautismo; escuchar a los padres y padrinos que desean que sus hijos sean parte de la gran familia de Dios, por eso invito a todos los catequistas a confiar en los frutos de las catequesis y dejarnos transformar por el Espíritu de Dios, que obra en cada uno de nosotros”.
María Angélica Zúñiga, catequista parroquia Nuestra Señora del Carmen de Rancagua:
“Quiero agradecer a Dios por esta misión que realizamos y pedir que nos siga protegiendo y dando fuerzas especialmente en estos momentos tan complejos, para que renovemos nuestra fe, nuestra esperanza y alegría y nos ayude a no tener miedo para continuar entregando su palabra a nuestros hermanos, que tanto lo necesitan”.
Alejandro Ibarra y Gloria Escobar, matrimonio catequista de parroquia El Carmen de San Fernando:
“Somos matrimonio desde hace 39 años y desde hace 26 participamos en la parroquia Nuestra Señora del Carmen de San Fernando. Estos últimos dos años han sido extraordinariamente intensos y muy diferentes, pero no podemos dejar de cumplir la misión que Cristo nos dejó en la tierra: ser catequista, catequizar, amar al prójimo, donde sea necesario, si no es un aula, en nuestro trabajo, con nuestra familia, con nuestros amigos, nunca dejamos de ser catequistas, queremos seguir la tarea que Cristo nos encomendó”.