Cerca de mil personas se reunieron en la entrada del cementerio parroquial, de la Parroquia Nuestra Señora de la Merced de Codegua, en la víspera de la Solemnidad de Todos los Santos para participar en la misa de la luz, que desde hace años se celebra en ese lugar.
Monseñor Alejandro Goic Kamelic, obispo de Rancagua, celebró este año esa eucaristía en la cual cada uno de los fieles llevaba en su mano una vela. Luego de la misa y la bendición de esas velas pudieron entrar al cementerio, que de forma extraordinaria se mantuvo abierto hasta las 23 horas, y dejar esa vela en la tumba de su ser querido.
Otro de los signos de esa misa son los “globos de la esperanza”, pues los asistentes pudieron escribir en ellos sus sueños, deseos, pensamientos y recuerdos a sus seres queridos que han partido a la Casa del Padre, y en un momento determinado de la misa los lanzaron al cielo.
El obispo de Rancagua precisó que este es un recuerdo a todos nuestros antepasados que vivieron según la luz del Evangelio y es la contraparte de una fiesta más pagana que es halloween.
Cabe señalar que a la fiesta de la luz, los niños llegaron también con disfraces positivos, de santos, de angelitos, de personajes históricos, de animales, entre otros, para recordar los valores del Reino de Dios, que impregnaron la vida de aquellos que celebramos el Día de Todos los Santos.
MEMORIAL
Este año, la celebración tuvo otro punto importante que fue la bendición del Memorial de la Esperanza y de la Vida. Éste tiene la imagen de la Virgen de la Esperanza (virgen embarazada) y está dedicado a mujeres y hombres que han perdido a un hijo, no sólo en el contexto de un aborto, sino en distintas circunstancias. Según comentó el párroco de Codegua, padre Mario Mella, la idea es que tengan un lugar donde dejar una flor o ir a recordarlos, para aliviar de algún modo su pena y tener consuelo. “Queremos hacernos cargo del dolor de madres y padres que han perdido un hijo”, señaló el sacerdote.