Gran parte del clero, junto a religiosas y religiosos, de la Diócesis de Rancagua participaron en una jornada de formación básica en prevención de abusos, este miércoles,en la Casa de Ejercicios de Pelequén, con el fin de obtener la debida acreditación en esta materia.
“En la Diócesis de Rancagua hemos comenzado a enfrentar el desafío de formarnos para que nos transformemos en agentes constructores de los ambientes adecuados en nuestras comunidades”, señaló el administrador apostólico diocesano, monseñor Fernando Ramos. Contó que para ello se han ido dando distintos pasos: se ha vuelto a constituir el Consejo diocesano de prevención y el personal de la Curia diocesana se ha capacitado en este tema.
Cabe recordar que las líneas guía Cuidado y Esperanza, aprobadas por todos los Obispos de Chile en el año 2015, plantean como exigencia que todo el personal apostólico, laico y consagrado, reciba la debida formación (cf. Cuidado y Esperanza, 112). Más específicamente para los sacerdotes y diáconos permanentes, establece que, en un plazo de 5 años, todos sean debidamente acreditados en la formación básica (cf. Cuidado y Esperanza, 123). Por este motivo, se organizaron estas jornadas en Pelequén. Además, próximamente habrá una formación para personas que después podrán ayudar en la diócesis para formar a otros agentes pastorales.
El próximo mes se continuará con este curso. El obispo Ramos precisó que “ésta es una gran oportunidad para que podamos, como Iglesia diocesana, formarnos adecuadamente y así ir dando las seguridades necesarias a todo el pueblo de Dios de que en nuestras parroquias, capillas y comunidades estamos haciendo todo lo posible para que las actividades pastorales se desenvuelvan en un ambiente de cuidado y respeto de todos, especialmente los más frágiles y vulnerables”.