Palabras del Pastor

Septiembre, Mes de la palabra de Dios

“La lectura de la Palabra de Dios, sobre todo del Evangelio, será siempre para el creyente la fuente de vida y esperanza”, señala en su mensaje Monseñor Guillermo Vera Soto.
Cada 30 de septiembre la Iglesia nos invita a recordar la figura de San Jerónimo, aquel hombre cultísimo que allá por el siglo IV, por encargo del Papa Dámaso. Tradujo las sagradas Escrituras de sus lenguas originales al latín la lengua más hablada en ese tiempo. La obra de Jerónimo llevó el nombre de Vulgata porque estaba pensada para la mayoría de la gente que ahora podría conocer la Palabra de Dios en su propia lengua. Fue también en el 26 de septiembre, pero de 1569 cuando se terminó de imprimir los primeros libros de la biblia en castellano, luego de la invención de la imprenta. Tenemos entonces motivos, para que septiembre sea el Mes de la Biblia, el Mes de la palabra de Dios.
 Los cristianos debemos leer y conocer la Palabra de Dios. Para cualquier cristiano es primordial conocer más y más la revelación que nos llega por la Sagrada Escritura. Por ello, la misión de divulgar la Palabra de Dios es una de las más necesarias en la Iglesia de nuestro tiempo. La Biblia es un tesoro de sabiduría divina y humana, viva expresión del designio de salvación del Dios misericordioso que ha salvado a la humanidad en y por Jesucristo. En la constitución del Vaticano II sobre la Palabra de Dios se lee: “La Iglesia ha venerado siempre las divinas Escrituras, como también ha venerado el Cuerpo mismo del Señor. Por ello, especialmente en la sagrada liturgia, nunca deja de tomar el pan de vida de la mesa, de alimentarse de él y de distribuirlo a los fieles, tanto el pan de la Palabra de Dios como el Cuerpo de Cristo.”
 En la mayoría de nuestras casas está la Biblia, es importante sí, que no esté solo como un adorno en el altar hogareño, sino que sea un libro leído y meditado por todos. La lectura pausada y hecha oración de la Biblia es muy necesaria para el hombre y la mujer de hoy. La lectura de la Palabra de Dios, sobre todo del Evangelio, será siempre para el creyente la fuente de vida y esperanza.
“Lámpara es tu Palabra para mis pasos luz en mi sendero” así habla el salmista de la Palabra de Dios, es decir como una guía clara y necesaria para poder enfrentar la vida. Tomemos entonces la Sagrada Escritura y leamos, no solo la escuchemos en la Iglesia, sino que cada uno escrute en ella lo que el Señor nos quiere decir y dejándonos iluminar por ella tratemos de vivir lo que vamos aprendiendo, asumamos lo que San Pablo nos enseña en la carta a Timoteo. “Recuerda que desde niño conoces las sagradas Escrituras, que pueden instruirte y llevarte a la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús. Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar y reprender, para corregir y educar en una vida de rectitud, para que el hombre de Dios esté capacitado y completamente preparado para hacer toda clase de bien. “
Que cada día podamos dedicar unos minutos a la lectura de la Biblia, una buena cosa sería poder leer los textos de la Misa diaria, que son textos relativamente breves y que si lo hacemos metódicamente, ni nos daremos cuenta cuando en poco tiempo habremos leído la biblia entera, hoy es muy fácil por internet tener acceso a estos textos cada día. No solo de pan vive el hombre sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.
 
Dios nos bendiga.
 
+Guillermo Vera Soto
Obispo de Rancagua