Palabras del Pastor

Obispo de Rancagua recuerda el legado de San Alberto Hurtado

Señala que fue un cristiano integro y que pocos hombres en Chile, han vivido el Evangelio como él, por eso fue reconocida su santidad. Ojalá que su testimonio nos ayude para hacer de Chile una nación de hermanos, donde todos compartamos los bienes de este mundo y no sólo algunos.

Monseñor, durante este mes de agosto se ha celebrado el Mes de la Solidaridad, en homenaje a San Alberto Hurtado ¿Cuál es el significado de él para nuestro país? ¿Cuál es su legado?

Cuando Alberto Hurtado murió, la persona que hizo su homilía en su funeral, el Obispo Manuel Larraín, dijo que fue una visita de Dios para Chile. Y eso es así, la presencia de Alberto Hurtado en la patria hasta 1952, año en que falleció, significó la presencia de un cristiano integro, y por eso la Iglesia a través de sus máximas autoridades y después de largos procesos, ha reconocido su santidad y lo ha declarado San Alberto Hurtado. Creo que pocos hombres en Chile han vivido la integridad del Evangelio como él. Por eso que su persona y su legado no mueren, alguien que amó como él, que vivió tan a fondo el Evangelio, que tuvo una preocupación tan esencial por los pobres de la época, que trabajó tanto por la justicia social, no podía su nombre y su legado desaparecer. Y por eso muchas de las obras que él hizo, la más conocida el Hogar de Cristo, pero por sobre todo él insistía mucho en que la caridad es importante, pero la caridad debe llegar ahí donde la justicia no puede realizar su obra. Antes está la justicia y después la caridad, señalaba el Padre Hurtado. Por lo tanto, las celebraciones que hemos tenido, las Eucaristías y el foro panel, del viernes último, son expresiones de un país que lo recuerda y que ve en él un modelo de chileno y de cristiano para nuestro tiempo.

El pensamiento de San Alberto Hurtado era revolucionario para su época…

Sin duda, en su época fue muy criticado, porque llamaba a la justicia social, a la dignificación de las personas más pobres, a la organización de los trabajadores, es cosa de ver los diarios de la época.  Lo criticaban como si fuera comunista, sin embargo, lo que él hizo fue vivir a fondo el Evangelio.

La fuerza más revolucionaría de la historia es el Evangelio de Jesucristo, lo que pasa es que no siempre los que creemos en Él tenemos la generosidad o la gracia de Dios de vivir el Evangelio.

Pero, sin duda, que no hay revolución más grande que reconocer a Dios como padre, tratar a cada persona como hermano, y eso fue lo que hizo San Alberto Hurtado y por eso fue criticado, pero hoy todo el mundo lo venera como Santo. Ojalá que su testimonio nos ayude para hacer de Chile una nación de hermanos, donde todos compartamos los bienes de este mundo y no sólo algunos. Esto se ve en las reformas tributarias, ahí hay una expresión concreta de si sabemos o no compartir con los que menos tienen o sólo pensamos en nuestra propia postura, en nuestra propia comodidad.

Ser cristiano en serio es la fuerza más transformadora de la historia humana. San Alberto Hurtado nos ayude a vivir un poco más en serio el Evangelio.