• El Obispado de Rancagua realizará un seminario de bioética, el 16 y 17 de octubre, que pretende ayudar a reflexionar sobre respeto a la vida desde su concepción.
Muy queridos amigos y amigas:
El mes de octubre es el mes del Rosario, como ya lo habíamos visto la semana anterior; es el mes de las misiones, el domingo 20 celebraremos el Domingo Universal de Misiones; y es también el Mes de la Familia.
En la diócesis se nos ha invitado a que cada domingo de este mes podamos tener un momento de oración por alguno de los miembros de nuestra familia. Así, este domingo se nos invita a poder bendecir a los niños y a las mamás que están esperando hijos. ¡Hermoso poder dar gracias, alabar, bendecir al Señor!
Quisiera detenerme junto a ustedes en esta meditación, mirando a nuestra familia, a pensar en nuestros adultos mayores, en nuestros abuelitos y abuelitas, en los que son nuestros padres y que merecen todo nuestro cariño, nuestro respeto y nuestro cuidado. Escuchemos lo que nos dice la Palabra de Dios respecto a este dulce mandamiento que es honrar al padre y a la madre, que es honrar a los mayores.
En el libro del Eclesiástico, ahí en el Antiguo Testamento, en el capítulo tres, se nos dice: “El Señor quiere que el padre sea honrado por sus hijos y que la autoridad de la madre sea respetada por ellos. El que respeta a su padre alcanza el perdón de sus pecados, y el que honra a su madre reúne una gran riqueza. El que respeta a su padre recibirá alegría de sus propios hijos. Cuando ore, el Señor lo escuchará.
El que honra a su padre tendrá larga vida. El que respeta a su madre será premiado por el Señor, pues obedece a sus padres como si fueran sus amos.
Hijo mío, honra a tu padre con obras y palabras, y así recibirás toda clase de bendiciones. Porque la bendición del padre da raíces firmes a una familia, pero la maldición de la madre la arranca de raíz.
Hijo mío, empéñate en honrar a tu padre, no lo abandones mientras tengas vida. Aunque su inteligencia se debilite, sé comprensivo con él, no lo avergüences mientras viva. Socorrer al padre es algo que no se olvidará, será como ofrecer sacrificio por los pecados. Cuando estés en aflicción, Dios se acordará de ti y perdonará tus pecados., como el calor del sol derrite el hielo”, así nos habla la palabra de Dios y nos invita a todos nosotros, hijos, a saber velar por nuestros mayores, con el cariño, con el mimo, con la atención que ellos se merecen.
Vivamos esta Palabra de Dios, preocupémonos de los mayores, preocupémonos de aquellos que están solos y que podamos ser nosotros su familia, con nuestra cercanía, con nuestro apoyo.
Mostremos nuestra fe sabiendo velar por aquellos que nos dieron vida, que cuidaron nuestra vida, que lo dieron todo por nosotros. Como creyentes, cuidemos la vida de familia, protegiendo a quien está por nacer, protegiendo a nuestros niños, acompañando la vida de nuestros jóvenes, de los matrimonios y, por supuesto, cuidando de nuestros mayores.
Cuidar de la familia es cuidar de nuestra sociedad; cuidar de la familia es velar por aquello que es grande a los ojos de Dios.
Junto a este cuidado que hemos de tener por nuestros mayores y el cuidar la vida de la familia, es que hemos preparado, como Obispado de Rancagua, un seminario de bioética que nos va a ayudar a reflexionar sobre respeto a la vida desde su concepción.
En esta tarea, quiero agradecer al padre Ángel Rodríguez (Misioneros Identes), párroco del Santuario de la Compañía, que con todas sus competencias ha logrado organizar este seminario, invitando a muchos profesionales a que nos vengan a compartir sus enseñanzas y su experiencia.
Les invito a que podamos participar, tenemos que formarnos, tenemos que prepararnos para tener las cosas claras y para poder manifestar esta voz de la Iglesia, este querer de Dios en medio de nuestras realidades.
Este miércoles y jueves 16 y 17 de octubre, en el Salón del Obispado de Rancagua (calle Alcázar 570), por la mañana y por la tarde, tendremos estas exposiciones, que nos van a ayudar a formarnos mejor: podremos también preguntar y podremos alcanzar una mayor claridad frente a estos temas que hoy día son tan importantes, tan valiosos y en los cuales como creyentes debemos estar preparados para poder dar una palabra.
Les invito a participar y a que lo promuevan con otros. Ojalá muchos nos podamos encontrar y así prepararnos mejor para defender la vida, para cuidar mejor nuestras familias.
Dios les bendiga.
+Guillermo Vera Soto
Obispo de Rancagua