Tanto por el camino interior de Rancagua hacia La Compañía como por la Ruta Travesía (ex Ruta 5 Sur) hacia Graneros, se pudieron ver durante todo el día de ayer a peregrinos a pie o en bicicleta que se dirigían al Santuario de la Purísima en La Compañía para celebrar a la Virgen. Es que la fiesta de la Inmaculada Concepción tiene una larga historia y una gran tradición en todo el mundo cristiano y, especialmente, en la Región de O´Higgins.
Es así como cada 8 de diciembre el Santuario de La Compañía y en el Santuario de Puquillay de la Parroquia de Nancagua; la Parroquia de Peumo; y la Parroquia de Pichilemu, que están bajo la advocación de María Inmaculada, se visten de fiesta para recibir a los miles de peregrinos que acuden no sólo de Rancagua y sus alrededores, sino también de otras regiones del país, como una expresión de amor, cariño y gratitud a la Virgen María.
La Compañía
Misas a cada hora, confesiones, pago de mandas era parte de la programación que habían realizado en este santuario para recibir a la cantidad peregrinos que llegan cada año a esta fiesta de devoción popular.
Familias completas, parejas jóvenes, niños, ancianos, todos caminan, incluso algunos descalzos para tocar el manto de la imagen de la virgen, que se encuentra en el patio, participar de la procesión, rezar la oración especial que se encuentra en la estampita, y pedir la protección de la Madre de Dios para su vida y agradecer a Dios.
Monseñor Fernando Ramos, Administrador Apostólico de Rancagua, presidió por primera vez la eucaristía central de esta fiesta, que se efectuó al mediodía en La Compañía. Esta fue una muestra de fe y tradición criolla, donde no estuvo ausente el baile y la música chilena.