Palabras del Pastor

Cristo, Rey del Universo

• El obispo de Rancagua, monseñor Guillermo Vera Soto señala en su mensaje: “el amor de Dios, que es incondicional, gratuito y eterno, nos animará a hacer grandes cosas que pueden transformar nuestro mundo”.
Palabra del Pastor
 
 
Hoy, los cristianos católicos celebramos la fiesta de Cristo Rey. Jesús quiere reinar en el corazón de los hombres. Con la fuerza de su palabra y amor desea conquistar a cada persona para que procurando vivir los valores del evangelio podamos alcanzar aquel reino de amor, justicia, paz y verdad que todos deseamos y que Él nos ofrece.
Esta fiesta coincide con el fin del año litúrgico, de este modo manifestamos nuestra confianza en que quien lleva las riendas de la historia y quien triunfará por sobre el poder del mal es Jesús.
Jesús vino a instaurar la gran revolución del amor: “fuego vine a traer al mundo y cuánto deseo de que esté ardiendo”; la tarea de hacer presente el reinado del Señor es misión ahora de nosotros los cristianos.  El Papa Francisco nos anima a todos los creyentes a dejar salir a ese Jesús que llevamos dentro. El Señor quiere que lo mostremos, que lo demos a conocer, que todas las gentes puedan conocer el amor misericordioso de Dios. El sabernos amados siempre nos da alas para volar, más aún, el amor de Dios que es incondicional, gratuito y eterno nos animará a hacer grandes cosas que pueden transformar nuestro mundo.
Los santos han sido hombres y mujeres que, convencidos del amor divino, fueron generosos con sus propias vidas, tomaron en serio el trabajo por su salvación, y también fueron generosos para con los demás. Se preocuparon del bien de los hermanos y fueron capaces de impulsar obras que ayudaron a mejorar el mundo. Jesús enseñó que quien lo amaba haría las mismas cosas que hizo Él y aún mayores.  Algo propio del cristiano que lleva en su corazón el amor de Dios es amar y servir a los hermanos. “Este amor no se fabrica, no es resultado de un esfuerzo natural, sino que requiere una transformación de nuestro corazón egoísta Entonces nace de una forma espontánea la célebre súplica: “Jesús, haz nuestro corazón semejante al tuyo”. Por esta misma razón el apóstol san Pablo no nos dice: “esfuércense por hacer obras buenas”, sino más bien: “tengan entre ustedes los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús”. El Papa Francisco nos recuerda que, en los inicios del cristianismo, ahí en Roma, muchas personas pobres, forasteros y los descartados de ese momento, encontraban en los cristianos ayuda, lo que sucedió en Roma había comenzado con los apóstoles en Jerusalén, en los cristianos los pobres encontraban, cariño, respeto y cuidado. Tanto es así que el emperador Juliano, el apóstata, se preguntaba por qué los cristianos a quienes él perseguía, eran tan respetados y seguidos, y consideraba que una de las razones era su tarea de asistencia a los pobres, dado que el Imperio los ignoraba y despreciaba, por eso escribe una carta invitando a crear instituciones de beneficencia y competir  con los cristianos y atraer así el respeto de la sociedad; no logró su objetivo, seguramente porque detrás de todo no estaba el amor cristiano que permite el reconocer en cada persona su dignidad única.
 
Hermanos, qué poder de transformación tiene el amor que llevamos en el corazón, fruto del Espíritu Santo que habita en nosotros; saquemos fuera todo lo bueno que hay en cada uno. Comencemos por hacer bien las cosas de cada día, incluso las más pequeñas, seamos capaces de poner por obra tantas buenas intenciones que afloran a nuestras mentes y corazones. Hagamos las cosas con la convicción y con la confianza que Dios siempre ayuda y bendice.
El reino de Cristo es y será una realidad visible incluso independientemente de nosotros, pero podemos hacerlo más palpable si procuramos poner todo lo que esté de nuestra parte para que sea más manifiesto.
Queramos que Cristo reine en nuestras vidas y en nuestro mundo.
 
¡Viva Cristo Rey!
 
+Guillermo Vera Soto
Obispo de Rancagua