Palabras del Pastor

"Vivamos una vida nueva"

Como cristianos católicos, el próximo miércoles 5 de marzo comenzaremos el tiempo santo de la Cuaresma, será el llamado Miércoles de Ceniza

Hermanos y hermanas:

En el calendario, la Cuaresma cambia de fecha cada año. Este cambio es en base a la fecha de la Pascua de Resurrección que es la fiesta más importante para el mundo cristiano. La fecha de la Pascua caerá cada año el domingo luego de la luna llena que sucede después del equinoccio de marzo.

 

Luego de estas apreciaciones les invito a que profundicemos el sentido de la Cuaresma. Cada año el creyente católico es invitado a un tiempo de mayor oración, a la práctica de la penitencia y la caridad. Todas esta son cosas que el creyente ha de realizar a diario pero que en este tiempo ha de realizar con más intensidad y entrega. Este año viviremos la Cuaresma en el ambiente del Jubileo de la Iglesia Universal y del Centenario de nuestra Diócesis. La cuaresma nos invita a prepararnos para vivir con fruto el misterio de la muerte y resurrección del Señor, misterio por el cual salimos de la oscuridad del pecado para entrar en la luz maravillosa de la salvación y de la vida.

 

El Papa Francisco nos invita este año a vivir la cuaresma en el ambiente del jubileo, por lo tanto, a caminar en esperanza, y esto se traduce en cosa concretas como cuidar nuestra convivencia con los demás, con la familia, amigos, compañeros de trabajo, migrantes, etc. El creyente vive su fe, no solo con prácticas de piedad, las cuales son muy importantes de hacer, sino también manifestándola con la caridad y el servicio hacia los demás. Pongamos entonces todo nuestro empeño en el mejor servir.

 

Con todo, no olvidar que la Cuaresma, nos prepara para la Pascua, y en la Pascua se realizó la obra de nuestra salvación; ¿salvación de qué? Del pecado y de la muerte eterna. Sí, Jesucristo bajó del cielo por nosotros y por nuestra salvación, Dios envió su Hijo al mundo para rescatarnos del pecado.

 

 A veces pareciera que la realidad del pecado no tiene en nosotros la fuerza que debiera, Cristo murió por nuestros pecados y no pocas veces permanecemos impasibles ante esta realidad. Si no reconozco que tengo pecado y que necesito de salvación, Cristo no es necesario en mi vida; cuando reconozco que he fallado y que necesito misericordia, ahí Cristo viene en nuestro auxilio, nos purifica, no levanta, nos salva.

 

La obra redentora de Cristo cobra su fuerza y eficacia en los sacramentos que El nos dejó en su Iglesia y de manera muy especial en el Bautismo, la Eucaristía y la Penitencia.

 

Que en este tiempo de Cuaresma y de Jubileo, podamos retomar la práctica del sacramento de la Penitencia o Confesión, que vivamos la humildad delante del Señor y reconozcamos que hemos pecado, que como el salmista podamos decir: “Señor, por tu gran ternura borra mis pecados, lávame de mi maldad, reconozco que he sido rebelde, en verdad estoy en pecado desde el seno de mi madre”, salmo 50, todo esto es una realidad que no pocas veces tratamos de acallar pero nuestra misma naturaleza nos recuerda lo que somos y por eso dice el salmo 31.” Mientras no confesé mi pecado, mi cuerpo iba decayendo, pues día y noche tu mano pesaba sobre mí, pero te confesé sin reservas mi maldad, decidí confesarte muis pecados y tú, Señor, los perdonaste”. Hermanos hagamos la prueba, entremos dentro de nosotros mismo. Con humildad y sencillez reconozcamos que hemos fallado de muchas maneras; conversemos con el Señor pidiendo su misericordia y demos el paso de levantarnos y acudir al sacramento de la Confesión, donde el Señor por medio de su ministro perdonará siempre todo pecado del cual estamos arrepentidos.

 

 En Cuaresma, preparemos una buena confesión, vivamos la misericordia con nosotros mismos, tengamos compasión de nuestra alma, tengamos presente que estamos llamados a un destino de gloria y recibiendo la salvación que Cristo nos regala, vivamos una vida nueva. Que esta Cuaresma en el año del Jubileo y del Centenario de la diócesis, sea la Cuaresma de la renovación en nuestras vidas, la cuaresma de la conversión.

 

El próximo miércoles vamos a Misa, recibamos al Ceniza, y comencemos el camino hacia la Pascua. Averigüemos los horarios de Misa. No olvidemos que ese día hacemos ayuno y abstinencia, no comemos carne, pero sobre todo ayunemos del pecado y abstengámonos   de todo mal, vivamos la Cuaresma de Fraternidad, pidamos la alcancía en nuestras parroquias.

 

Caminemos con esperanza, todos juntos , el camino hacia la Pascua