Monseñor, el pasado 27 de septiembre fue presentada en Santiago la Carta Pastoral “Humanizar y compartir con equidad el desarrollo de Chile”, ¿cuál es el objetivo de este documento?
Efectivamente, en el aula magna de la Universidad Católica, el jueves último, presentó el presidente de la Conferencia Episcopal, con los miembros de la Comité Permanente, al cual pertenezco, este documento que se llama “Humanizar y compartir con equidad el desarrollo de Chile”, que era un anhelo muy profundo del Comité Permanente de elaborar un documento que ayude a asumir lo que está aconteciendo en nuestra sociedad chilena. Este documento tiene cuatro capítulos: el primero de ellos, lo titulamos “Perdón y Conversión”, porque nos miramos como Iglesia, sabiendo que por la falta de muchos de nosotros y, especialmente, las faltas más graves en abusos a menores, la Iglesia ha perdido su credibilidad que es tan fundamental en su misión. Por eso, con mucha humildad, porque en la Iglesia participamos de la santidad de nuestros hermanos, pero también de los pecados de nuestros hermanos, porque somos una Iglesia, un cuerpo, pedimos perdón, manifestamos nuestro deseo de vivir conforme al espíritu de Dios y hacernos con la gracia de Dios cada día más auténticos discípulos de Cristo.
Luego, en el capítulo tercero, destacamos los cambios de nuestro tiempo que influyen en la vida nacional, los hechos positivos que son una gran oportunidad como los cambios tecnológicos, el mayor conocimiento de la naturaleza, la valoración de los derechos humanos, la promoción de la mujer, la exigencia de mayor libertad y participación de todos los ciudadanos y mayor respeto a la naturaleza y, al mismo tiempo, señalamos los hechos que causan malestares, especialmente frente a un tipo de globalización que centra todo en lo económico. El malestar que tiene la sociedad frente al individualismo y la falta de sentido, el problema del lucro que los estudiantes han puesto tan en relieve y todo lo que esto trae como consecuencia de la vida familiar.
Monseñor, cuáles son las propuestas de esta Carta Pastoral?
En el capítulo cuarto y quinto, allí desde Jesucristo y el Evangelio, proponemos una evangelización fuerte de la cultura, y el aporte cristiano específico para humanizar y compartir el desarrollo. Y en otros pequeños capítulos, hablamos de que Jesús nos ayuda a profundizar en la dignidad humana, en el profundo sentido de la vida; que Jesús nos llama a reemplazar el individualismo de la cultura actual, por el amor y la solidaridad; que nos ayude a valorar el servicio y lo gratuito y a reencontrar la verdadera libertad; que nos ayude a enfrentar el dolor, la debilidad y el fracaso; a darle dignidad al trabajo humano y nos ayude a vivir el pluralismo y fundar sólidamente nuestros valores, cada uno de estos temas tiene un desarrollo que esperamos dar a conocer en un encuentro diocesano.
La Carta termina con el capítulo quinto, dedicando un párrafo muy especial para la familia y la educación; realiza un llamado a todos cristianos y personas de buena voluntad a acoger esta palabra, como una palabra orientadora; y para los que tenemos el don de la fe, a leerla, meditarla, profundizarla y a actuar en coherencia con los criterios para vivir nuestra realidad actual, en nuestra cultura actual, en nuestro Chile actual, con la profundidad del Evangelio. Creo que es una Carta que puede hacer mucho bien, si todos la leemos y procuramos hacerla vida en nuestras responsabilidades diarias.