Religiosas y religiosos de la Diócesis de Rancagua llegaron hasta la Catedral de Rancagua para celebrar el jueves 15 de agosto, el día de la Santísima Asunción de la Virgen María, que representa la luz y modelo de lo que significa tener una Vida Consagrada.
En la oportunidad, el obispo Ramos recalcó sobre la importancia de las religiosas en la vida de la Iglesia, donde existen muchas formas mediante las cuales se puede vivir como discípulo de Jesús y aunque la gran mayoría vive como laico, hay personas que sienten el llamado especial para ser testigos del Reino de Dios, y ellas son las religiosas y religiosos, que el Señor los llama a consagrar su vida a Él.
El administrador apostólico reconoció el servicio que realizan las religiosas en la Iglesia, en especial en nuestra diócesis de Rancagua, donde -dijo- existen varias congregaciones y cerca de 100 religiosas que cumplen distintas misiones. Algunas están en colegios, otras en servicios pastorales, atendiendo a personas vulnerables; también hay religiosas contemplativas, a todas ellas las alentamos para continúen desarrollando su misión, a pesar de las dificultades que conlleva la vida de la Iglesia: “no se desanimen y, por el contrario, sientan que el Señor las está acompañando y estimulando para seguir en el servicio que prestan”.
Posteriormente, monseñor Fernando Ramos, junto a los sacerdotes Cristian Giadach y Jorge Avilés, compartió un almuerzo con las religiosas, en dependencias del Santuario de Schoenstatt.