Palabras del Pastor

Obispo de Rancagua desea un Feliz 2013 a todos

Monseñor Alejandro Goic Karmelic, evaluó el 2012 en el país y también en la Iglesia. Destacó la convocatoria a vivir el Año de la Fe realizada por el Papa Benedicto XVI y enfatizó en los desafíos pastorales para el año venidero.

Monseñor, estamos terminando el año ¿Cómo evalúa usted este 2012? ¿Qué diría que fue lo más positivo y lo más negativo?

Pienso que el país más allá de las naturales dificultades, ha avanzando; gracias a Dios y a la generosidad de tantos, la democracia se ha ido consolidando, hay un sistema económico estable que garantiza un crecimiento del país, por lo tanto, creo que en ese sentido hemos crecido y vamos avanzando. Ahora, como dificultades, evidentemente el desarrollo del país todavía no llega a todos los sectores, falta una mayor equidad en la sociedad chilena, es decir, que los más humildes también puedan participar en este proceso. También hay que estar atentos a los movimientos sociales como el de Aysén, Freirina y otros, que reflejan, por un lado, una sociedad que se siente parte y protagonista del país y, al mismo tiempo, que las autoridades políticas y de las organizaciones sociales escuchen a la ciudadanía para tratar de responder a las justas demandas que detrás de estos movimientos hay. En síntesis, yo diría que es un país que crece, que avanza y que este año tendrá un desarrollo político muy fuerte y decisivo, con las elecciones presidenciales y parlamentarias.

 

Monseñor, y ¿cómo evalúa este año para la Iglesia?

Sin duda que en la Iglesia hemos tenido avances importantes, la convocación del Año de la Fe que nos ha hecho el Papa Benedicto XVI es una oportunidad magnífica para expresar la fe que nos anima y que nos mueve. La participación tan importante de los laicos a nivel del país y de nuestra diócesis que está tratando de poner en marcha las propuestas del Segundo Sínodo con el Consejo Diocesano de Laicos, Consejo Diocesano Pastoral, los Consejos Pastorales  y Económicos en cada parroquia son elementos muy importante que el sínodo ha propuesto y que poco a poco vamos realizando.

También el dolor que en la Iglesia hemos experimentado por algunos hermanos sacerdotes que han fallado a sus compromisos con este tema tan doloroso de los abusos; es cierto que no son tantos, pero aunque fuera uno solo, es un dolor muy grande,  porque un sacerdote está llamado a hacer el bien y nunca el mal. Pero la Iglesia sigue adelante en la certeza de que el espíritu de Dios la acompañe y que la promesa de Jesús que estará siempre con nosotros hasta el fin de la historia y este año 2013 que se avecina nos depara grandes desafíos pastorales: continuar aplicando las conclusiones del Sínodo, especialmente en el tema de la familia, de los jóvenes, de la catequesis, de la liturgia, en la preocupación por los temas sociales y la colaboración de la Iglesia en ellos. Así que tenemos un año muy desafiante por delante y como creyente con mucha esperanza y de mucha fe.

 

Monseñor, ¿cuál es el mensaje para enfrentar el año 2013?

Desearles a todos, en primer  lugar, un año 2013, de mucha paz, de mucha felicidad, de muchas realizaciones. En la certeza de que el año será mejor en la medida que veamos siempre el lado bueno de las cosas, lo positivo de las personas, sepamos convivir en paz, Chile es de todos y las diferencias en las opiniones, en los juicios es legítima, pero es mucho más lo que nos une que lo que nos separa, por lo tanto, invitar a todos a trabajar juntos por la Patria aportando cada uno desde su propia visión, pero buscando siempre el bien de todos especialmente para los que más necesitan. Chile está cerca de llegar verdaderamente al desarrollo, con tal que  pensemos siempre en nuestras propuestas, en tratar de resolver los problemas de los débiles y vulnerables de la sociedad. En ese espíritu un Feliz Año 2013 para todos.