Cuatro parroquias de la diócesis de Rancagua celebraron 200 años de historia y devoción en octubre: Chépica, Coltauco, Olivar, Codegua y Doñihue. Con celebraciones eucarísticas, cantos, procesiones y actos de piedad, estos templos renovaron su misión evangelizadora y su profundo vínculo con el pueblo de Dios.
Este octubre, un espíritu de gozo y agradecimiento inunda a la Diócesis de Rancagua, ya que cinco parroquias fundacionales celebran doscientos años de historia: Chépica, Coltauco, Olivar, Codegua y Doñihue, templos que han sido pilares de la vida cristiana durante generaciones.
Estas conmemoraciones se han ido preparando con tiempo, pero ahora que se puso el broche de oro, los feligreses acudieron masivamente para honrar la presencia constante de la Iglesia en sus vidas y el legado de quienes les precedieron en la fe. No solo celebrando el aniversario, sino que renovando su espíritu cristiano y proyectando la obra evangelizadora para las futuras generaciones.
Les contamos cómo se vivió esta fiesta en cada uno de los templos.
Coltauco: La misión y el amor por la Virgen en el centro de la celebración
La Parroquia Nuestra Señora de la Merced de Coltauco celebró el 12 de octubre. En una jornada llena de música y espiritualidad, los asistentes participaron en una eucaristía al aire libre, a un costado del templo, uniendo a la comunidad en torno al lema “Discípulos y misioneros, 200 años de Fe”. La celebración contó con la actuación de la cantante católica Marcela Gael, cuya voz transportó a los presentes hacia una experiencia profunda de alabanza. Su música, dedicada a la Virgen y a Nuestro Señor Jesucristo, fue un símbolo de la devoción mariana que ha caracterizado a esta parroquia durante dos siglos. El padre Osvaldo Rodríguez la acompañó en el canto, lo que dio más realce a la actuación.
El obispo de la diócesis, Monseñor Guillermo Vera, presidió la solemne eucaristía, destacando el papel de la parroquia en la vida de Coltauco y recordando el llamado de Cristo a ser misioneros de paz y esperanza. “Estos 200 años son un testimonio de amor y fe viva”, afirmó Monseñor Vera, “porque en cada bautizo, en cada matrimonio, en cada oración en este lugar, el Señor ha sido nuestra roca”. Al concluir la misa, el párroco Omar Canales dirigió unas palabras de agradecimiento a la comunidad, resaltando la unidad y la alegría de esta celebración que fue, en sus palabras, “una verdadera fiesta de fe”.
Olivar: Un encuentro de fe y oración
La importancia de oración y la devoción a su patrona, la Virgen del Carmen, marcó la celebración de los 200 años de la Parroquia de Olivar, que para esta fecha programó: el rezo de la novena, una eucaristía y una procesión con la imagen de la Reina y Madre de Chile.
El párroco, padre Manuel Peña, cuenta que el 12 de octubre se realizaron las confirmaciones, llenando el templo de jóvenes que renovaron su fe junto a nuestro obispo diocesano. Mientras que el 13 de octubre, se celebró los 200 años en una eucaristía en la que la feligresía agradeció la presencia de la Iglesia en el pueblo. Niños, jóvenes y adultos participaron activamente en la liturgia, expresando su amor por la Virgen del Carmen y por la historia de esta parroquia que ha acompañado a tantas generaciones. Luego, el 20 de octubre culminaron las actividades con una procesión con la imagen de su patrona por todas las comunidades de la parroquia.
Codegua: Vigilia de 200 Velas y la bendición de la Virgen de la Merced
La Parroquia Nuestra Señora de la Merced de Codegua celebró, el 20 de octubre, su bicentenario con una misa solemne presidida por monseñor Guillermo Vera y concelebrada por el párroco Héctor Durán y los sacerdotes Hugo Yáñez y Juan Pablo Álvarez.
En un ambiente de gratitud y oración, la comunidad recordó a todos los fieles y servidores que forjaron la identidad y misión de la parroquia, culminando con la bendición de una imagen de la Virgen de la Merced. Este gesto fue recibido con devoción y simbolizó la protección maternal de nuestra madre sobre toda la comunidad de Codegua.
Uno de los momentos más conmovedores fue la Vigilia de las 200 velas, donde cada una de estas representaba un año de servicio de la parroquia y honraba a aquellos catequistas, sacerdotes y bienhechores que han sido parte de su historia. Las campanas resonaron durante veinte minutos, mientras la feligresía elevaba oraciones por el bienestar y la paz de la comunidad, reflejando el compromiso de Codegua con su fe y con el mensaje de amor y servicio que Jesucristo y la Virgen de la Merced han traído a sus vidas.
Además, se instaló un libro de visitas para que los asistentes pudieran dejar sus pensamientos y oraciones, como una forma de testimoniar el legado de amor que esta parroquia ha construido y que perdurará para las futuras generaciones. Monseñor Guillermo Vera alentó a los fieles a ser verdaderos discípulos de Cristo, siempre comprometidos con la Iglesia y su misión evangelizadora.
Doñihue: Año Jubilar y los Vitrales en Honor a la Virgen de la Merced
Finalmente, el 30 de octubre, la Parroquia Nuestra Señora de la Merced de Doñihue será testigo de un cierre de año jubilar que ha sido un don especial otorgado por el Papa Francisco, quien concedió a la comunidad la apertura de una Puerta Santa. Durante este año jubilar, los fieles de Doñihue han podido ganar la indulgencia plenaria a través de la peregrinación, la oración y el sacramento de la reconciliación, un regalo que ha llenado de alegría y paz a los feligreses.
El párroco, padre Patricio Cavour, destacó la relevancia de esta celebración al expresar su gratitud y asombro por la devoción que caracteriza a esta comunidad: “La gente de Doñihue es noble y trabajadora; es una comunidad comprometida con su parroquia, que ha pasado tiempos complejos pero siempre ha mantenido viva su fe”, señaló el presbítero.
Respecto al cierre de la Puerta Santa, el párroco comentó que “este signo de clausura es una invitación a seguir adelante, confiando en la intercesión de la Virgen María, quien nos lleva siempre a Jesús”.
Doñihue también se ha embellecido para este bicentenario. El templo ha recibido once vitrales conmemorativos, uno de ellos dedicado a la Virgen de la Merced, que ahora adornan y llenan de luz el lugar sagrado. Estos vitrales son un recordatorio de los 200 años de historia y devoción que han sido testigos de incontables momentos de oración, esperanza y amor en la parroquia. El padre Cavour invitó a toda la comunidad a vivir este tiempo con profunda alegría y a seguir adelante en su camino de fe, recordando siempre que “si nos tomamos de la mano de María, no tenemos nada que temer”.
Chépica culminó su año jubilar
El pasado viernes 4 de octubre, la Parroquia San Antonio de Padua de Chépica vivió una jornada histórica al conmemorar su bicentenario con una serie de actividades que culminaron con el cierre de la Puerta Santa, acto que marcó el fin del Jubileo que el Papa Francisco concedió a la comunidad parroquial. Esta celebración, que inició el año pasado, ofreció a los fieles la oportunidad de recibir la indulgencia plenaria y la bendición apostólica.
La parroquia, fundada en 1824, ha sido un pilar en la vida religiosa, cultural y comunitaria de Chépica durante 200 años. El párroco Juvenal Galaz señaló que la organización de esta celebración tomó más de dos años de preparación, destacando la importancia de este hito no solo para la parroquia, sino también para toda la comuna.
Como parte de las festividades, se realizaron diversas actividades en la semana previa, incluyendo la tradicional celebración del Cuasimodo el domingo 29 de septiembre, con misas y acciones especiales que sirvieron de preparación espiritual. El día central, el 4 de octubre, la cantante católica Marcela Gael dio inicio a la jornada, seguida de la Solemne Eucaristía a las 19:00 horas, a la que asistió toda la comunidad.
Este aniversario bicentenario no solo buscó honrar la rica historia de la parroquia, sino también fortalecer los lazos de fe y unidad en la comunidad de Chépica.