¿Cuál cree usted que es el legado que deja el Papa Benedicto XVI?
En primer lugar quiero señalar la sorpresa que para todos significó –yo estaba en unos días de descanso- el hecho de su renuncia, pero es evidente que es un hombre que vive en la verdad y en la humildad. Se han hecho muchas interpretaciones sobre su renuncia, pero creo que la única que cabe es la que dice el texto: “en total libertad y ante el mundo digo que soy un hombre débil, un hombre que ya no tiene la fuerza necesaria para guiar la barca de Pedro. Creo que esa autenticidad es algo que merece ser profundamente valorado”.
¿Cuál va a ser su legado? Yo creo que el Papa nos ha dado en estos años, en sus tres encíclicas, en sus exhortaciones apostólicas, en sus homilías, en sus discursos, en sus libros, una enseñanza extraordinaria que tenemos que ir asimilando. Es un hombre extraordinariamente inteligente que ha gastado su vida al servicio de la Iglesia. Por lo tanto, todos sus escritos y toda su acción merecen nuestro reconocimiento y profunda gratitud.
A partir del 28 de febrero no tenemos Papa, ¿cómo debemos vivir este tiempo los católicos?
He enviado al clero una carta circular señalando que a partir del día 1 de marzo, en todas las misas se haga una oración especial al Espíritu Santo para que ilumine a los señores cardenales que tendrán la responsabilidad de elegir al sucesor de Benedicto XVI y que recemos con mucha confianza. La Iglesia es de Dios, ayer la dirigía Juan Pablo II y hasta estos días Benedicto XVI, y Dios ya está preparando el corazón de algún hermano que dentro de algunas semanas estará guiando a la Iglesia. Lo importante, es que la Iglesia es obra de Jesucristo, y los hombres más allá de la responsabilidad que significa ser Papa, somos sólo eso, hombres, como lo somos los Obispos y como somos todos los creyentes, y tenemos limitaciones físicas y de otro tipo como todos los sabemos por experiencia propia. Por lo tanto, renovar nuestra confianza en la Iglesia que es de Dios, y seguir orando para que Dios designe a la persona que nos va a regalar para guiar a la Iglesia en esta época.
Unas palabras en relación al pontificado de Benedicto XVI y lo que le espera a él ahora.
Cuando fue elegido Benedicto XVI yo dije que él nos iba a sorprender. Se dijeron tantas cosas que no eran exactas. El es un hombre de una profundidad espiritual y teológica extraordinaria; es un pastor humilde. Yo creo que en estos días el reconocimiento de millones de católicos en todo el mundo así lo ha manifestado. Su legado va a ser, entre otros, creo que querer limpiar nuestra Iglesia de estos dolorosos episodios, como nadie lo ha hecho. El ha sido valiente en enfrentar el tema de los abusos. No ha vacilado en decir una palabra y dar una orientación clara al respecto. Creo que se requiere de mucho tiempo para analizar el Pontificado de Benedicto XVI, porque más allá de quién sea la persona que sea Papa, es un misterio de fe para los creyentes, en él está la presencia del Espíritu que anima y conduce a la Iglesia y así esperamos que dentro de poco tengamos al nuevo Pontífice para guiarnos en este maravilloso tiempo, complejo pero fascinante que nos toca vivir.