1.- La Fiscalía acreditó, mediante distintas diligencias, que la llamada “Cofradía” no existe y nunca existió.
2.- El Ministerio Público no acreditó ningún delito en los sacerdotes que investigó. Entre ellos se encuentran los tres párrocos mencionados por la nota de prensa.
3.- Las investigaciones previas -ya concluidas- llevadas a cabo por la Iglesia sobre estos mismos sacerdotes determinaron la inverosimilitud de los hechos denunciados, lo cual fue comunicado oportunamente a la comunidad y los sacerdotes fueron restituidos en sus cargos.
4.- El medio de comunicación electrónico que difundió la información no tomó contacto con el Obispado de Rancagua para corroborar los antecedentes, lo que riñe con el principio de objetividad periodística.
5.- Lamentamos que estas informaciones imprecisas y alejadas de la verdad generen un clima de intranquilidad en las comunidades eclesiales y dolor en las personas involucradas.
Rancagua, 11 de febrero de 2020