Editorial

Miércoles 30 de Abril del 2025
Mensaje de Monseñor Guillermo Vera.

Queridos hermanos y hermanas:

Hemos vivido días intensos como creyentes. Hemos celebrado el misterio Pascual, el misterio de la muerte y resurrección de Jesucristo, hermosas celebraciones en cada una de nuestras parroquias y capillas nos han convocado para que como Pueblo de Dios escucháramos Palabra de Dios. Celebramos estos misterios tan importantes para nosotros creyentes, que no corresponden a hechos del pasado, sino que misterios que cobran vida hoy en medio nuestro.

Sí, el Señor ha muerto y ha resucitado y nos invita también a nosotros a participar de ese misterio, pues a diario tendremos que morir a nuestros pecados, a nuestros orgullos y a todo aquello que nos aleja de Dios y de los hermanos. Tenemos que ser generosos y aprender a morir, sabiendo que tendremos vida y que todo acto de generosidad, que todo acto de negación para con nosotros mismos, será motivo de que otros tengan vida y vida en abundancia. Así estaremos dando gloria a Dios con cada una de nuestras existencias.

Estamos celebrando este tiempo Pascual, y durante 50 días la iglesia no cesa de aclamar al Señor vencedor de la Muerte y de animarnos a nosotros a vivir ese misterio en cada una de nuestras existencias.

 

Pascua del Papa Francisco

En estos días y en medio de este júbilo nos ha tocado también vivir el fallecimiento del Papa Francisco. Como Iglesia, como comunidad cristiana y como humanidad entera, tantos hombres y mujeres de buena voluntad, hemos dado gracias por la vida del Papa.

Durante 12 años, el papa Francisco guió la barca de Pedro y lo hizo con su especial personalidad con su forma de ser. Desde un primer momento lo vimos cercano, lo vimos pidiendo siempre que rezáramos por él, que le acompañáramos en esta tarea hermosa, pero enorme que el Señor había puesto sobre sus hombros y, sin embargo, él sabía vivir esta responsabilidad con alegría y entrega, porque se sabía que no estaba solo, sino que contaba con la ayuda del Señor y  con la oración de sus hermanos.

Siempre nos pedía, recen por mí y esto lo hemos hecho de manera especial. Ahora, cuando ha fallecido, esto se ha multiplicado en la celebración de misas y, cada creyente en su oración personal, ha rezado por el papa Francisco. Tenemos que hacerlo porque el Papa Francisco es uno de nosotros y, al igual que nosotros, un día también -como dice San Pablo-tendremos que presentarnos ante el Tribunal de Cristo para dar cuenta de lo bueno o malo que hayamos hecho en esta vida.

Él tuvo grandes responsabilidades sobre sus hombros, de las cuales también tendrá que dar cuentas delante de Dios. Por eso le acompañamos y le decimos a Dios: “Señor, te damos gracias por lo que él significó para nosotros, fue motivo de alegría para tanta gente, fue motivo de Esperanza”.

El Papa fue sepultado -según su querer- en  la Basílica de Santa María la Mayor, esa primera iglesia en Occidente consagrada a la Virgen Santa en Roma.

Como hermanos en la fe recemos por el Papa Francisco y por su descanso eterno, y también hemos de comenzar a rezar por el futuro Papa. El Señor sabe quién será el Papa y desde ya lo queremos mucho. Quien sea el Santo Padre, nosotros como cristianos católicos y miembros de la Iglesia, decimos: Ya te queremos mucho.

No caigamos en lo que, a veces, las redes sociales o informaciones nos van haciendo ver la elección del Papa como algo político, de tensiones y de pugnas entre bandos, pues nosotros somos miembros de la Iglesia. Por supuesto, que en la Iglesia hay distintas maneras de pensar, pero lo que nos tiene que mover a todos es ese deseo de que el Señor sea más conocido, amado y servido. Y esa es la tarea del Papa, animarnos a todos a una tarea evangelizadora, y es lo que nos enseñó con insistencia Francisco y nos lo han enseñado todos los papas.

El papa Francisco en sus primeras palabras y sus primeros escritos quiso movernos a todos los católicos, y decirnos que nuestra alegría tiene que ser evangelizar. Nuestra alegría tiene que ser anunciar a Jesucristo y, por lo tanto, no demos lugar aquello que nos divide.

Recemos por los cardenales que tendrán esta importante misión, recemos para que ellos puedan buscar puedan encontrar - inspirados por el Espíritu Santo- a aquel hombre que pueda guiar a la Iglesia.

El Papa que sea elegido, que desde ya queremos y acompañaremos, lo aceptaremos como el Pastor que el Señor quiere para con nosotros, como el padre que nos va a guiar, como el Vicario de Cristo. Todos esos títulos hermosos que a lo largo de la historia se le han dado al Papa: sucesor de Pedro, Obispo de Roma, siervo de los siervos de Dios, pero sin duda uno de los títulos más hermosos del Papa es Servidor de todos los Servidores del Señor.

Hermanos, vivamos este tiempo en oración, vivamos la alegría de ser cristianos, la alegría de tener nuestra esperanza puesta en Cristo, muerto y resucitado; sigamos rezando y cantando aleluya en esta cincuentena Pascual. Recemos por el papa Francisco, por su descanso eterno, por los cardenales que tendrán la misión de entregarnos al nuevo Pastor de la Iglesia universal y recemos por quien será elegido y a quien desde ya le decimos: Te queremos y pedimos por ti para que como buen Padre nos puedas guiar tras las huellas del Señor Jesús.

 

Que Dios los bendiga.

 

+Guillermo Vera Soto

Obispo de Rancagua