El 28 de junio de 2018 monseñor Fernando Ramos Pérez llegó como administrador apostólico la Diócesis de Rancagua, oportunidad en que señaló que venía con la misión de “a servir al Pueblo de Dios que peregrina por Rancagua, que tiene variadas expresiones de su fe, las que vamos a tratar de acompañar y ayudar para que sigan desarrollándose”. Un año y siete meses después deja la diócesis para asumir como arzobispo de Puerto Montt este 29 de febrero.
Entre aplausos de los asistentes a la misa de Miércoles de Ceniza, realizada hoy en la Catedral de Rancagua, salió monseñor Fernando Ramos, quien se dio el tiempo de despedirse, dando la mano, un abrazo o una bendición a todos los fieles que se acercaron a él.
Fueron muchas las muestras de cariño que recibió en esta eucaristía, que fue la última que presidió en Rancagua como administrador apostólico antes de partir al sur. En la celebración litúrgica fue acompañado por una veintena de sacerdotes, diáconos y numerosos feligreses.
El nuevo arzobispo de Puerto Montt agradeció a Dios por su paso por la región y señaló que fue una experiencia que le permitió conocer y aprender. “Me voy con dos sentimientos muy marcados. Por una parte, muy expectante de lo que será insertarme en la Arquidiócesis de Puerto Montt, de conocer sus comunidades, su historia, su camino, su gente y de ponerme al servicio de la vida eclesial de Puerto Montt; y por otro lado, con un poco de nostalgia, pues en este tiempo en Rancagua he conocido mucha gente, muchas comunidades, parte de su historia, me he encariñado con esta diócesis y al partir la voy a echar de menos. Por eso tengo este doble sentimiento: expectación y nostalgia.
Como mensaje al Pueblo de Dios que peregrina en Rancagua dijo esperaba que “sigamos siendo discípulos del Señor, que sigamos siendo cercanos a él, para que vaya iluminando nuestra vida y siga guiando nuestro caminar”.