Al mediodía del jueves 12 de marzo, en la Catedral de Rancagua, monseñor Juan Ignacio González, nuevo administrador apostólico de Rancagua, sede vacante, ofició su primera Eucaristía.
Durante la homilía monseñor Juan Ignacio González señaló que “la iglesia de Rancagua es muy querida y connotada dentro de las iglesias por su historia, por su pasado, por sus personajes, por sus hombres y mujeres santas; y tiene mucho que enseñar y tiene mucho que aprender”.
Dijo que “en los últimos años, el Señor ha permitido que aprenda de una manera difícil, pero llega el momento de continuar y eso se producirá plenamente cuando el papa Francisco disponga de un obispo diocesano y que, esperamos sea luego, pero mientras hay que seguir evangelizando, trabajando, viviendo nuestra labor apostólica diaria”.
En ese sentido, explicó que “para este tiempo he pensado que debe ser con una actitud de callar, de amabilidad, de comprender, de no levantar críticas contra nadie, de amarse como hijos de Dios y de la Santa Iglesia Católica, aceptando que tenemos maneras distintas de acercarnos a las realidades y que muchas veces podemos no estar de acuerdo, pero si estamos de acuerdo en lo esencial: Confesar al Señor, como Jesús, como el Mesías, el que salva”.
En esa línea, dijo durante la homilía: “Queridos hermanos y hermanas, queridos sacerdotes especialmente, muchos de ustedes han sufrido, la Iglesia ha sufrido, pero el Señor no nos falla. Él no nos deja solos. Pero nos pide fidelidad”.
Por eso, “en este tiempo que comenzamos a recorrer, en este día, pidamos el don de perseverar con todas nuestras miserias y errores que arrastramos, que los laicos, hombres y mujeres de nuestra tierra, sepan que tienen sacerdotes dedicados a ellos, que tiene un pastor dedicado a ellos, pecadores, pero servidores, que nos hemos tomado en serio las palabras del Señor y de la Virgen María”.
Finalmente, monseñor Juan Ignacio pidió que oraran por su servicio en la diócesis de Rancagua.