Palabras del Pastor

Obispo de Rancagua llama a vivir período pascual

Con la Resurrección del Señor se inicia el período pascual, cincuenta días previos a la celebración de la Fiesta de Pentecostés.

Monseñor, ¿Cuál es la importancia de este período pascual?

La fiesta que hoy celebramos con profunda alegría es la fiesta más importante de la fe cristiana. San Pablo llega a afirmar que si Cristo no hubiera resucitado, nuestra fe no tendría sentido, y añade, porque Cristo Resucito resucitó todo adquiere un nuevo sentido. La muerte ha sido vencida por Jesucristo, el mal ha sido vencido por Jesucristo. La última palabra en la historia no la tendrá el egoísmo, sino el amor, por lo tanto, es la fiesta del año cristiano. Por eso en la Liturgia, el canto:  Gloria, el Aleluya, las flores, todo es festivo para celebrar el único caso en la historia de alguien  de nuestra naturaleza humana, pero Dios al mismo tiempo, que venció a la muerte y la doblegó. Como dice también San Pablo la muerte ya no tiene dominio sobre Él, y esto la Iglesia lo celebra en la Liturgia durante 50 días hasta la Fiesta de Pentecostés, precisamente para expresar el gozo de la Resurrección, como triunfo de Jesús, como nuestro Salvador y Mesías. De ahí la importancia de este día y cincuentena de días pascuales.

 

Monseñor ¿Cuál es el llamado?

Hay una frase reciente que dijo el Domingo de Ramos el Papa Francisco la nuestra dice es una alegría que nace no por tener muchas cosas sino que nace por haber encontrado a una persona: Jesucristo, los que realmente creemos en Jesucristo y todo lo que eso significa tenemos que manifestar eso en la vida diaria, en el compromiso fuerte y perseverante por construir una sociedad más humana más digna de nuestra profunda vocación cristiana, por eso  un verdadero cristiano es alguien comprometido con la realidad histórica para hacer un mundo más digno para todos, especialmente para los que más sufren. No cabe una fe que no se comprometa con la historia, nosotros somos ciudadanos del cielo pero estamos en la tierra para hacer un mundo más habitable para todos.  Por lo tanto hay que vivir como resucitado comprometido con las realidades humana, para hacer el bien, trabajar incansablemente por un país más justo más equitativo que privilegia sus decisiones para  los sectores más vulnerables.