Cuando las temperaturas bajan y el frío cala los huesos, la vida de quienes no tienen un techo se vuelve aún más dura. En ese contexto, la Iglesia diocesana de Rancagua —a través de Fundación Caritas y Acción Social— ha emprendido un camino firme de acogida y misericordia, convirtiendo los albergues de invierno en verdaderos refugios de dignidad para las personas en situación de calle.
Este 29 de mayo, una vez más, se abrieron las puertas del albergue de invierno que atiende Caritas en la Diócesis de Rancagua, siendo el más reciente un albergue Protege, ubicado en calle Yumbel 150, en San Fernando. Con una capacidad para 20 personas, el recinto no sólo entrega alojamiento nocturno, sino que permite a los usuarios permanecer durante todo el día si es necesario, brindando atención integral y contención emocional en un espacio seguro.
“En los albergues Protege, las personas pueden estar las 24 horas del día. Si alguien se enferma, se puede quedar ahí. En algunos casos, si requieren atención médica los llevamos al Cesfam o al hospital”, explica César Morales, secretario ejecutivo de Fundación Cáritas Rancagua. Para ello dentro de los profesionales hay 2 técnicos en enfermería que están permanentemente monitoreándolos. Además, se cuenta con monitores sociales, y personal de apoyo para la alimentación y el aseo.
Jesús Valencia Paredes, coordinador del albergue, señala que los beneficiarios en su mayoría son varones, aunque hay 2 cupos para mujeres, y cada día reciben las tres comidas (desayuno, almuerzo y cena), además de una cama y acceso al baño. Cuenta que el rango de edades y amplio, pues llegan personas entre 23 y 55 años.
Este nuevo albergue, que funcionará por 120 días, es financiado por el Ministerio de Desarrollo Social en el marco del Plan de Invierno y viene a reforzar la red de protección que Caritas ha tejido a lo largo de casi una década. Un trabajo constante y silencioso que ha requerido múltiples esfuerzos: convenios, gestiones, llamados a la solidaridad y, sobre todo, un compromiso con la dignidad humana, al espito de Jesucristo.
Una acogida que va más allá del abrigo
En el actual Año de Gracia, tiempo jubilar que vive la Iglesia, la labor de Caritas adquiere un significado aún más profundo. En cada gesto de acogida, en cada taza de té caliente o cama limpia, se transmite un mensaje cristiano de esperanza. El Papa Benedicto lo dijo: la esperanza y la caridad son dos caras de la misma moneda. La caridad, entendida como el amor a Dios y al prójimo, es la que nos impulsa a ayudar a los más necesitados, y la esperanza es la que nos da fuerzas para perseverar en esta tarea, aun en medio de la dificultad.
“Caritas significa amor. Y eso es exactamente lo que nuestros profesionales entregan. Ellos dan lo mejor que pueden dar, porque para ellos esto no es solo un trabajo, es un servicio”, añade César Morales.
La experiencia en los albergues no se limita a lo básico. Los equipos profesionales y voluntarios ofrecen acompañamiento, escucha activa y un trato cálido. No se trata de atender a 20 personas, sino a personas con historias, con sueños, con heridas. “Verlos sonreír es para nosotros una gran alegría. Ver que se sienten acogidos, cuidados, respetados… eso no tiene precio”, expresa el equipo de Caritas.
Una red que va más allá del invierno
Además de los albergues, Fundación Cáritas Rancagua ejecuta durante todo el año una serie de programas orientados a acompañar y apoyar a quienes viven en situación de calle, en alianza con el Ministerio de Desarrollo Social.
???? PROGRAMAS DE AYUDA DE CÁRITAS RANCAGUA
• Ruta Calle: entrega atención en la vía pública, con abrigo, alimentación y apoyo psicosocial.
• Programa Calle: ofrece acompañamiento psicosocial y sociolaboral para iniciar procesos de superación.
• Residencia para la Superación Santa Cruz: espacio que acoge a personas en proceso de dejar la vida en calle.
• Residencia Familiar: entrega alojamiento por dos meses a familias en situación de vulnerabilidad extrema.
