esperaba. ¿Cuál es su visión?
Quiero destacar tres cosas en relación al Censo. Primero, creo que el Censo en sí mismo es un gran servicio al país porque permite que conozcamos más a fondo la realidad del territorio nacional, sus logros y debilidades, no sólo en el campo religioso, sino también en el campo económico y social, entre otros, por lo tanto, es bueno que cada diez años se haga esta radiografía al país.
Lo segundo, en el tema más específicamente religioso, destacar que si uno suma a los católicos, a los protestantes y a la comunidad ortodoxa -que es un poco menor, pero tiene su significación- hacemos más del 84 por ciento, es decir, en Chile el 84 por ciento de la población confiesa a Jesucristo como Dios, como Salvador, como Redentor de la humanidad, con diferentes grados de vivencia por supuesto, pero ese 84 por ciento acepta el proyecto de Jesús que está en el Evangelio.
Lo tercero, específicamente en relación a la Iglesia Católica, es evidente que ha habido una disminución porcentualmente mucho más baja de lo que se esperaba, ese es un llamado que Dios nos hace para tratar de ser mucho más auténticos y mucho más coherentes con la fe que profesamos, tratando de vivirla todos los cristianos católicos con mayor fuerza, mayor intensidad, con fidelidad a Jesucristo y al Evangelio.
Monseñor, la menor cantidad de católicos son jóvenes y la mayor cantidad son adultos mayores ¿Cuál es su impresión frente a estos resultados?
Eso refleja lo que es el tema de la cultura actual y el proceso de secularización, es decir, querer apartar la vida de la persona de la fe, influye mucho más en los jóvenes porque ellos no tienen la solidez de formación que tenían las generaciones mayores. Ahí, donde el Censo ha reflejado a nivel de país que el grupo etario que más ha disminuido en la fe es entre los 15 y 40 años, es una señal de Dios para las iglesias cristianas para trabajar en la evangelización fuertemente en ese segmento y hacer un esfuerzo serio para presentarles el Evangelio en toda su belleza. Los jóvenes son sensibles a la justicia, a la autenticidad, a la preocupación por los demás, especialmente, por los más pobres, a la solidaridad, y esos valores están en el Evangelio y son propuestos por Jesucristo. Yo creo que los jóvenes se van a reencantar con el Evangelio, en la medida que vean que sus líderes cristianos, pastores, obispos, sacerdotes y diáconos, tratamos de vivir en serio lo que predicamos y enseñamos. Los jóvenes son sensibles al testimonio y ese es el llamado que Dios nos hace. Porque si ese 84 por ciento que confiesa la fe en Chile viviéramos más fondo el Evangelio el mundo sería otra cosa.
Monseñor, con los cambios que está viviendo el mundo católico; el nuevo Papa Francisco y jornadas como la Mundial de la Juventud, ¿Usted cree que para el próximo Censo esta cifra vaya en aumento?
Es difícil predecir lo que va pasar de aquí a 10 años, pero creo que en nuestro caso, en el cristianismo católico, lo que se requiere, más que cantidad, es la calidad de fe de los que creemos ahora. Creo que ese esfuerzo hay que hacer. El Papa Francisco ha encantado al mundo, porque ha mostrado una sencillez inmensa, una simplicidad, una humildad y muestra el rostro más bello de Jesús y del Evangelio, creo que ese ejemplo debe estimularnos para que las actuales generaciones de cristianos católicos demos un testimonio alegre, cercano, gozoso, humilde a todas las realidades humanas, especialmente a los más pobres. En esa medida creo que muchos se sentirán atraídos por Cristo y el Evangelio.