Monseñor, ¿Cuál es la importancia de la Doctrina Social de la Iglesia?
La Doctrina Social de la Iglesia es parte integrante del mensaje del Evangelio. El Evangelio es un mensaje de Salvación, donde Jesucristo nos enseñó el amor a Dios y a los hermanos; y que la vida que se prolongará más allá de este mundo, con la resurrección, con la vida eterna. Por otra lado, Jesucristo no se desentiende de la historia de este mundo, por lo tanto, la Iglesia a la luz de la palabra inspirada del Evangelio ha ido elaborando a lo largo de su historia, especialmente, a partir del siglo XIX con la primera Encíclica Social Rerum Novarum, promulgada el 15 de mayo de 1891, que habla de las cosas nuevas cuando el mundo se industrializaba. Así se fueron generando cerca de diez y doce Encíclicas Sociales con todo el pensamiento social de la Iglesia, porque nada de lo humano es ajeno a la misión de la Iglesia. En esta Doctrina Social de la Iglesia, especialmente, después del Concilio Vaticano II, se elaboró lo que se llama el Compendio que es un libro bastante extenso que sintetiza de manera ordenada los diversos principios sobre los grandes temas sociales, tales como la familia, el trabajo, la dignidad de las personas, la economía, los derechos humanos. Todos temas que a la luz del Evangelio, la Iglesia ha desarrollado en este concepto que es la Doctrina Social de la Iglesia.
Monseñor, ¿Cómo se aterriza la doctrina social de la iglesia en estos tiempos?
Creo que esa es la gran tarea de los cristianos católicos inmersos en las realidades sociales, políticas, empresariales. Evidentemente, la Doctrina Social de la Iglesia no es un recetario para construir la sociedad, pero señala una serie de principios. Por ejemplo, en relación al trabajo señala la primacía de la persona del trabajador por sobre el trabajo que realiza y la primacía del trabajo por sobre el capital. Entonces, un político, un empresario, inspirado en la fe y en estos principios debería trabajar para que las leyes en relación al trabajo y al mundo de los trabajadores tomen en cuenta estos dos principios: la persona del trabajador es lo más importante y es más importante la persona del trabajador que el capital, y así en todos los temas. Son los principios que inspiran la acción, la ejecución y promulgación de leyes y que, ojalá, a la luz de esos principios generan una sociedad más justa, más fraterna, más solidaria que el Evangelio a través de las palabras de Jesucristo invita a vivir a quienes tenemos el don de la fe y a quienes no teniéndolo, se inspiran también en la palabra de Jesús, que es una palabra de vida y renovación profunda.