Actualidad Diocesana

Obispo da a conocer prioridades para el trabajo del año

Martes 16 de Marzo del 2021
- Señaló que en el contexto actual es importante actuar con renovadas fuerzas para enfrentar la labor pastoral.

Sin duda se viven tiempos de incertidumbre y enfermedad dese el año paso, por ello el administrador apostólico de Rancagua, monseñor Juan Ignacio González ha dicho que “es importante establecer prioridades que sean compartidas por todos. Ellas no solo deben alumbrar el camino de quienes tienen responsabilidades en la formación y organización del trabajo pastoral, como es el caso de los sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas y agentes pastorales etc. sino también de todos los fieles, en especial de los padres y madres de familia, que son los primeros que deben velar por la formación cristiana de los hijos”.

En primer término, se refiere a la necesidad de trabajar en la organización efectiva y adecuada de la preparación a los sacramentos de la Iniciación cristiana con los más jóvenes. “La catequesis para recibir el Bautismo, la Confirmación y la Sagrada Eucaristía, deben ser una prioridad durante este año, intentando recuperar terreno respecto del pasado. Para ello deberán estar a disposición de todos los alumnos de nuestras catequesis, todos los materiales necesarios para su realización, como asimismo los que necesitan los catequistas que impartan las clases, sea presencialmente o por las redes sociales”, señaló.

Resaltó que un tema siempre esencial es la celebración de las Misas de Precepto en las vísperas del Domingo y en el Día del Señor. “Pese a las restricciones, adoptando las medidas señaladas por la autoridad, hay que continuar con los esfuerzos para su celebración, aun cuando los asistentes sean pocos”, dijo.

 

El obispo González manifestó también su deseo de que iniciemos año pastoral “confiados en el Señor que es nuestra única seguridad. Él nos ampara, nos da su mano para levantarnos si hemos caído y nos asocia a la obra redentora de todos los hombres, mediante nuestra vida entregada, silenciosa y de trabajo oculto, como nos enseñó San José, el gran Patrono de la Iglesia, en cuyo año estamos. De la mano de María, recorramos el nuevo año que nos concede nuestro buen Dios”.