Hoy, cuando celebramos a San José, ha sido publicado el mensaje del Papa Francisco para para la Jornada Mundial de oración por las vocaciones. En este texto se recuerda la figura de San José y el sueño de la vocación.
La vocación es la “llamada divina siempre impulsa a salir, a entregarse, a ir más allá. No hay fe sin riesgo. Sólo abandonándose confiadamente a la gracia, dejando de lado los propios planes y comodidades se dice verdaderamente “sí” a Dios”, dice Francisco. San José sugiere tres palabras claves para la vocación: sueños, servicios y fidelidad.
San José es Patrono de la Iglesia Universal porque a él se le encomendó el cuidado de Jesús hecho hombre y el cuidado de la Virgen María, y es patrono de todos los bautizados porque cuida desde el cielo por cada uno de nosotros que le hemos sido confiados.
Si bien es cierto que a Cristo se llega por María, por San José nos acercamos a contemplar el misterio de la Iglesia que a él se le ha encomendado.
Es la presencia de San José en la Iglesia de Dios, destacada por San Mateo, como varón justo, Esposo verdadero de María y Padre singular y virginal de Jesús.
Pío IX lo declaró Patrono de la Iglesia Universal el 8 de diciembre de 1870; aunque la fiesta fue suprimida más tarde. Actualmente le recordamos y celebramos el 19 de marzo. Por ello, saludamos a todas las parroquias de la diócesis que están bajo su advocación.
Año de San José
Recordemos que desde el pasado 8 de diciembre, con motivo del 150.º aniversario de la declaración de san José como Patrono de la Iglesia universal, el Papa Francisco, por medio del Decreto de la Penitenciaría Apostólica, dio comienzo al Año dedicado especialmente a este Santo. Además, el Pontífice escribió la Carta apostólica Patris corde para «que crezca el amor a este gran santo». En su mensaje, el Papa afirma que la figura de San José es “extraordinaria, y al mismo tiempo «tan cercana a nuestra condición humana». San José no impactaba, tampoco poseía carismas particulares ni aparecía importante a la vista de los demás. No era famoso y tampoco se hacía notar, los Evangelios no recogen ni una sola palabra suya. Sin embargo, con su vida ordinaria, realizó algo extraordinario a los ojos de Dios”.