Monseñor, el Papa Francisco viajó a Tierra Santa reuniéndose con representantes de diferentes religiones, ¿Cuál es el significado de este viaje para la Iglesia Católica?
Es uno de los hechos extraordinarios de este tiempo. El Papa Francisco ha querido recordar los 50 años de la primera visita de un Papa a Tierra Santa, de Pablo VI. Hoy, el Papa en un gesto extraordinario puso en la delegación oficial a un Rabino Judío y el líder religioso del Islam para indicar que más allá de las diferencia en las grandes religiones monoteístas, todos los seres humanos estamos llamados a amarnos y respetarnos en nuestras diferencias. Creo que fue un signo potente ver esa fotografía del Papa Francisco en un abrazo apretado uniendo las tres religiones, muestra que es posible la paz, aunque las concepciones del mundo sean tan diferencias. Desde la propia identidad, el Papa Francisco ha dado una señal al mundo que la paz es posible cuando se ve al otro no como un adversario sino también como un hijo de Dios y, por lo tanto, como un hermano. Todo lo que él dijo e hizo en estos días en Tierra Santa, fueron gestos justamente de comunión, de unidad, incluso ha invitado al presidente de la comunidad palestina y de la comunidad israelita a hacer un acto de oración en el Vaticano y ambos han aceptado para orar por la paz, por lo tanto, yo calificó de extraordinaria la visita del Papa a lugares santos estos últimos días.
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Monseñor, ¿A qué nos invita el Papa Francisco con estos gestos en Tierra Santa?
Me parece que los gestos del Papa son muy pertinentes para la actual realidad chilena. Hay un nuevo gobierno que con mucho ímpetu está impulsando reformas profundas. Pero al mismo tiempo, uno percibe en sectores que no estuvieron con la mayoría, preocupaciones serias y profundas en relación a algunas de esas reformas. Entonces parece que lo sensato y prudente es escucharse y tratar de entender las razones del otro, porque ningún grupo humano tiene la verdad total. Sin duda, que es legítimo que sea la mayoría la que gobierne, pero en un país que quiere seguir creciendo y progresando se requiere el aporte de unos y otros. Yo siento que el ejemplo de Francisco es una luz muy grande para el actual debate que existe en nuestra comunidad nacional, para no crispar los ánimos y entender que juntos hacemos la historia del país y que el aporte de la minoría también es importante, también forman parte de Chile y tratar de acoger la verdad que hay en el otro nos podrá ayudar a ser un país mucho más inclusivo, mucho más común, porque todos, de una u otra manera, participamos en la gestación de la historia de Chile, por lo tanto, siento que Dios nos habla claramente a través de las palabras y gestos de Francisco, a las iglesias, a la política y a todas las realidades sociales de nuestro país