Palabras del Pastor

Obispo de Rancagua llama a orar por Chile invocando a la Virgen del Carmen

Recalcó que nuestro país ha venerado y amado a la Virgen del Carmen como su patrona y madre.

 

 

Monseñor, ¿Cuál es la importancia para los católicos de la Solemnidad de la Virgen del Carmen?

Hay que señalar en primer lugar que los países de América Latina tienen un amor y una devoción muy grande y muy generosa hacia la Virgen María, reconociéndola como Madre del Redentor Jesucristo, y por eso cada país del continente la venera con un  titulo especial. Por supuesto que la virgen es una sola persona, pero cada pueblo con un título y una vocación la invoca de una forma preferente y es, en ese contexto, que desde los albores de la República se ha comprometido el país a amar y venerar a la Virgen del Carmen. Es así que Bernardo O’Higgins hizo una promesa de construir un templo en los campos de Maipú en honor a ella, y ahí está el templo Votivo inmenso, con una gran explanada de oración. Por lo tanto, la Virgen del Carmen está enraizada desde los orígenes de la República; y así como el amor y la veneración a ella. También las autoridades en el último tiempo, han decretado que este sea un día feriado, precisamente para posibilitar las celebraciones eucarísticas en los diferentes lugares y parroquias que están bajo la advocación de la Virgen del Carmen. Chile tiene un gran amor a ella, patrona y reina de Chile.

 

Monseñor, ¿A qué nos convoca la Virgen del Carmen?

La Virgen es madre de todos los seres humanos, Jesús la dejó así al pie de la cruz cuando moría, en la persona del apóstol Juan. La Virgen nos convoca a todos los creyentes, personas de buena voluntad a trabajar por la unidad de nuestro país. Vemos en el contexto actual, con tantos proyectos de ley de tal envergadura que, a veces, los ánimos se crispan y no prima la racionalidad, y quienes tenemos el don de la fe y quienes sin tenerlo quieren un país más justo, ven en María alguien que nos  puede ayudar para encontrar un camino de encuentro, de diálogo, porque la Patria es de todos, todos los que vivimos en Chile, seamos creyentes o no, tengamos tal o cual visión de la realidad, estamos llamados a vivir como hermanos, y esta madre nos puede unir para hacer de Chile, cada vez más, una tierra de hermanos, y donde como dice una oración dedicada a ella “donde cada uno tenga pan, respeto y alegría”. Es decir, que cada chileno pueda participar de los bienes de este mundo, especialmente, los más pobres; que haya respeto por la diversidad; y que vivamos en el gozo de trabajar en la unidad de nuestra querida Patria.