Actualidad Diocesana

MISA EN CERRO POQUI DE DOÑIHUE

Miércoles 23 de Noviembre del 2011
- El padre Martín Medel cuenta su experiencia primero como fiel y ahora como sacerdote que ha participado de esa devoción popular.

Cuenta la tradición que hace más de cincuenta años por causa de una gran sequía que afectó a la zona de Doñihue, Coltauco, Las Palmas, Alhué, Loncha y  Las Cabras, los fieles hicieron una promesa a la santísima Virgen María. Esta consistió en peregrinar hacia la cima del cerro Poqui en la localidad de Coltauco y allí celebrar una Eucaristía.

Luego de encontrar un hermoso lugar en medio de una roblería nativa, justo en lo más alto de la montaña, fabricaron improvisadamente una gruta con la imagen de la Virgen de Lourdes, al lado, una gran piedra lisa comenzó a usarse como altar y lo demás fue movido por la sencilla, pero profunda fe de quienes se ampararon en la intercesión de la madre del cielo. Al regresar a sus casas el cielo comenzó a llorar, otorgando el agua tan ansiada para los campos y las siembras.

De niño recuerdo ir con mi padre y mis hermanos cada luna llena de Noviembre, subir la montaña, para dar gracias por el don concedido.

Como olvidar las homilías del Padre Salvador Moreno, que pese a sus años, nunca desamparó a los peregrinos, haciendo el esfuerzo, yendo al Poqui cada año,  a celebrar la santa Misa.

Este año, tuve la gracia de celebrar por primera vez la misa allí junto a un centenar de personas aproximadamente, pese al cansancio, el desafío sin lugar a dudas  tuvo una gran recompensa, el compartir al Señor Jesús sacramentado con los hermanos en la fe, poder revivir esa hermosa tradición que por algunos años se había perdido, el reconocer en hermanos esa fe profunda que incluso les lleva a preparar el camino meses antes para que los peregrinos puedan llegar con menor dificultad, creo que es don y obra de Dios y sólo de Él.

Gracias Señor por mantener encendida esa mecha que humea y que pese a las dificultades alumbra en la oscuridad y es por Ti.

Gracias Señor por cuidar de los más pequeños, que a la vez son tus predilectos.

Gracias Madre del cielo, que por tu amor entregado concreto y real, podemos con insuficiencia imitarlo. Gracias por congregarnos bajo tu manto. Gracias por ser Madre de Jesús y Madre Nuestra.

 Pbro. Martín Medel C.